Musiika
Era noche cerrada y todos dormían en la casa.
De pronto...
–Tragón, despierta –dijo muy bajito Flufy en una orejota de Tragón. Despierta por favor, no seas dormilón –insistía Flufy cogiéndole de los mofletes.
–¿Ya hay que levantarse? –protestó Tragón sin abrir los ojos.
–He recordado algo muy importante. Vamos al jardín, tenemos que hablar –respondió Flufy envoz baja, casi susurrando.
–Aún es de noche. Mañana cuando nos levantemos me lo dices –dijo Tragón dando media vuelta dispuesto a seguir durmiendo.
Flufy decidió despertar a su hermanita Flafy.
–¿Qué pasa? –protestó Flafy viendo que aún era de noche.
–He recordado que mañana es el cumpleaños de Trusky y no tenemos nada que regalarle.
–¿Mañana? –preguntó la gatita Flafy tratando de abrir losojitos.
–Dentro de unas horas, cuando amanezca –respondió Flufy.
–Hay que decírselo a Tragón. Tenemos que hacer algo –propuso Flafy.
–Tragón... despierta –llamaba bajito Flafy.
Tragón dormía plácidamente.
–Tragón... –insistía una y otra vez Flufy sin resultado mientras Flafy le hacía cosquillas en las plantas de las patitas.
–Grrrrrrr... –protestaba Tragón sin despertar. –Arrastrémosle hasta el jardín –propuso Flafy.
Y cogiéndole del rabo, comenzaron a tirar...
–Vale, vale, vale..., ya
despierto –refunfuñó Tragón
resignado.
Los tres amiguitos salieron al jardín.
–...Y dentro de pocas horas, cuando amanezca, será el cumpleaños de Trusky y no tenemos ningún regalo para ella –concluyó Flufy con vocecita triste.
Tragón, tumbado en la hierba, se cogía las orejotas unay otra vez con las patitas.
Flufy y Flafy le miraban extrañados.
Tragón ajeno a las miradas de sus amiguitos, continuaba cogiéndose una y otra vez las orejotas...
–Tragón, ¿te duelen las orejitas? –preguntó Flafy.
–Estoy muy preocupado, tenemos un problema. Hay que pensar mucho porque ya queda poco para que Trusky se despierte.
Y los tres se pusieron a pensar en silencio...
–Flores. Floresazules. A Trusky le gustan
mucho –exclamó Flafy.
–¡Sí! Las encontraremos muy cerca de aquí. Vamos –resopló feliz Tragón.
Pero...
–No, no y no. No podéis cortarnos. Somos muy pocas y
si nos cortáis nuestra especie se extinguirá.
Tenéis que dejarnos crecer y reproducirnos –decía
sabiamente una flor azul a los tres amiguitos.
Los tres amiguitos sabían que la flor azul
teníarazón. Si las arrancaban de la tierra, se extinguirían y nunca volverían a verse flores azules en el Bosque Mágico.
A Trusky no le gustaría.
–Sigamos pensando –propuso Tragón
volviéndo a cogerse las orejotas.
Pasó un minuto..., dos..., tres...
–¡Cerezas! A Trusky le gustan mucho y ahora es cuando empiezan a estar maduras –dijo Tragón dando un brinco.
–No creo que sea una buena idea –respondióFlufy.
–¿Por qué? Las cerezas son ricas, ricas... –dijo Tragón sin entender.
–El reino de las cerezas está muy lejos de aquí –le explicó Flufy.
–Yo puedo correr muy rápido. Me dará tiempo a ir y volver antes de que Trusky se despierte –contestó Tragón listo para emprender la carrera.
–A Trusky no le gusta que nos alejemos de casa solos. Sería desobedecerla y el regalo no la haría feliz–repuso Flafy.
–Flafy tiene razón. Sigamos pensando –dijo Flufy
cada vez más desanimado.
Tragón resopló. Presentía que no iba a ser fácil encontrar en tan
poco tiempo un regalo para Trusky.
–Yo puedo ayudaros –dijo un pajarito que lo había escuchado todo. Soy el pajarito Ito y los regalos son bonitos y hacen ilusión pero lo más importante es que queráis mucho a
vuestra amiguita. Esosí que es un buen regalo, mucho cariño.
–Pero eso ya lo tiene todos los días. Queremos hacerle un regalo
distinto –respondió Tragón poniendo morritos.
–¿Seguro, seguro, seguro que
la queréis mucho todos los días? –preguntó travieso el pajarito Ito.
–¡Pues claro que la queremos mucho! –respondieron los tres amiguitos a la vez un poco molestos.
–¿Y seguro, seguro, seguro...
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