Más Alla Del Firmamento

Más allá del firmamento
Un ensayo filosófico en torno al filme “Hombre mirando al sudeste”
Fernando Ledezma

Más allá del firmamento

Estar y no estar; vivir la triste e inconsistente realidad del holograma en donde la imagen, si bien contiene toda la información que hace al objeto, no dejará de ser sino mera apariencia.

Hombre mirando al sudeste es un filme de factura argentina, escritoy dirigido por Eliseo Subiela, que en 1986 alcanzó un moderado relieve local y que, años después, fue discreta e involuntariamente reivindicado con K-pax, remake estadounidense que, sin otorgar crédito alguno a su predecesor, alcanzó un nivel de notoriedad considerable y por el cual el realizador argentino incluso entabló una controversia que a la postre resultó estéril.
Realizado con recursosmodestos y un reparto de poco renombre, Hombre mirando al sudeste ofrece, casi sin proponérselo, un plantemiento filosófico que llevado a profundidad toca fibras sensibles de la realidad al cuestionar de manera inteligente rasgos de la naturaleza humana como la ética o el bien y el mal, desde perspectivas ontológicas y teleológicas que, sin un discurso pretensioso, resultan delicosamenteinquietantes.
-------------------------------------------------

U
na mañana como cualquiera otra, en un gris y olvidado hospital psiquiátrico porteño, el recuento habitual de los locos arroja un dato anormal: en el pabellón a cargo del Dr. Julio Denis las cuentas no dan, y no porque alguien se haya fugado, sino que ha aparecido un enfermo más –el número 32. El hallazgo supondrá el primero de unacadena de eventos qué cambiará para siempre la vida en y en torno al hospital.
¿Qué ocurriría si un buen día nos amanece un ente holográfico con ínfulas de Mesías?, ¿y cómo procederíamos ante semejante ser cuando reiteradamente afirmara provenir de otra galaxia y asegurara –sin indicio de arrogancia- poseer una inteligencia superior a la humana, y además lo demostrara?
El problema no sería menor,pues no sólamente nos enfrentaríamos a una crisis de interlocución con un ser constituido por datos, pues hablamos también de un alienígena y –lo más grave de todo- confirma en el dicho y en el hecho que se trata de algo o alguien cuya misión es –nada más y nada menos- salvarnos; o más correctamente salvar a los justos, para llevárselos muy lejos en algo que –por carecer de referente más preciso-debe parecerse mucho a el Arca de Noe, sólo que infinitamente más cómoda y avanzada.
El arribo de este salvador hecho de bits, que cada tarde se orienta al sudeste para hacer las de antena transmisora-receptora, supondría una verdadera revolución, un absoluto cambio de paradigma, así como la confirmación de muchas creencias y el derrumbe estrepitoso de otras más; si no fuera por un pequeño detalle:ha elegido para lugar de “aterrizaje” un olvidado manicomio; tal vez el más humilde de los pesebres.
Y es que si Rantés –así se llama el visitante- hubiera aparecido justo en el medio de la cancha en una final de futbol, o al canal más visto de la televisión en horario AAA, seguramente nada hubiera ocurrido porque, como él dice, tarde o temprano habría terminado en el mismo sitio que eligió parallegar.
Ni joven ni viejo, consistentemente sereno, Rantés sólo parece perder levemente la compostura cuando –frustrado- manifiesta no entender la naturaleza humana, tan capaz de amar, pero también tan irremediablemente propensa a la autodestrucción; una paradoja que en verdad le hiere.
Aun ante la profundidad de su planteamiento, arrancado casi a la fuerza por el empecinado psiquiatra dellugar, que hace años había perdido el respeto por su profesión, en Rantés no asoma un interés manifiesto por obtener el favor de los refelectores, o ganar adeptos, o siquiera convencer a los locos. El solitario mesías cumple su misión con el amor y la humildad de un obrero dedicado.
Pero, ¿qué preguntaríamos si nos topáramos cara a cara con uno de los muchos Cristos informáticos que –asegura Rantés-...