Máscaras
A lo largo, un grito cuyo iba acompañado de un infinito eco:
-¡Mariana! ¡Oye Mariana! ¡¿Acaso no me escuchas?! ¡Por Dios santo Mariana!-
-Teescucho, claro que te puedo escuchar- respirando hondo, pausadamente logró decir - Es sólo que, no puedo responder-
Cerró sus ojos y logró ver la imagen de su hijo, borrosa, pero la veía. Lo veíajugando al escondite en el patio trasero de la casa. De repente - ¡Mariana!-
Pero volvía a la imagen. –Oye mamá, ¿Adónde estás?- decía el niño con voz juguetona, simple. Un movimiento de la pierna deMariana lograba delatarla y en pocos segundos se escuchaba a lo lejos : -¡Ya te vi mamá, corre a ver si me alcanzas!- gritaba mientras corría en busca del punto adonde “se acusaba al encontrado”. Laalegría rodeaba el lugar, risas y más risas eran los testigos de aquel recuerdo tan hermoso.
Abrió sus ojos y se había ido. Simplemente se había ido, como se va el bus cuando no lo logras alcanzar,como se va el humo del cigarrillo cuando lo espantas… Así de fácil, se fue.
Nunca hubiese imaginado de en cuestión de segundos, la vida que más le importaba pudiese transformarse en muerte. Menos que...
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