Médico

Violencia hacia las personas de la tercera edad. Por Ricardo Cázares La violencia hacia cualquier persona es un acto abominable e injustificable, cualquier racionalización acerca de esta es absurda y el intento de justificación del acto es, en principio, una estrategia de inspiración decadente. La violencia es la culminación de una dinámica biopsicosocial especialmente macabra, su existencia estáfundamentada en construcciones alegóricas primitivas que, carentes de una orientación ulterior, se esparcen en el ambiente interpsíquico usurpando las posiciones propias del empoderamiento cognitivo, que a diferencia de la violencia, ofrece la posibilidad de manifestaciones de agresividad razonables, o cuando menos explicables en términos argumentativos; completamente defendibles y debatibles;resultando en la preservación de un estado postconflicto concluyente, y la sobrevivencia de ambas versiones del conflicto, con el consecuente triunfo del argumento más poderoso. Esta estructura, en el argumento violento es aberrante, y apela a un constructo metafísico de tipo místico, pues recurre a la complejidad de la alegórica subsistencia por sí mismo, que pretende justificar la existencia deuna entidad por su propia capacidad para autosustentarse, independientemente de factor externo alguno. Fuera de un marco teórico teológico esto es una falacia evidente, que tiene cabida en el argumento violento cuando se considera que: aún careciendo de poder intrínseco propio, pues la violencia es por definición la disminución del potencial humano ajeno, es decir, representa el antagonismo estrictode la construcción de soluciones bilaterales y la destrucción de la libertad comunicativa; y con el reparo de que la civilización humana y todas sus manifestaciones nobles de poder se gestan principalmente en condiciones de máxima expresión de estas últimas; aún y cuando la violencia sea exactamente lo opuesto al poder, usurpa la posición de supremacía sin otra justificación que la meraexistencia de sí misma, pues su único argumento es el desconocimiento de todo argumento, mediante la proclamación de atributos y el reclamo de tributos, absurdos en esencia e impregnados de insensatez en su demanda. De esta manera, cualquier estructura o construcción es sujeto de violencia cuando se destruye la posibilidad de racionalización y repartimiento del poder.


 

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El actoviolento es un atentado contra las posibles manifestaciones del poder, que pretende suprimirlas con la tentativa de adquirir los beneficios inherentes a este último, producto de una asimilación aberrante de las acuerdos sociales, considerándolos sugerencias o pautas de comportamiento indicativas, en lugar de entidades biopsicosociales bien definidas, nítidas e indestructibles. El espacio interpsíquico seentrelaza exclusivamente con acuerdos sociales, pues sin el soporte que la convencionalidad permite, toda dinámica psíquica sería un fenómeno puramente fisiológico y estaría exento de análisis intelectual, para ser sometido únicamente a la experimentación sensorial individual. Entonces, siendo la convencionalidad el paso determinante en la determinación de las fronteras del psique individual y elcolectivo, es suficiente para definirlo como enlace sustancial entre un concepto y otro. El concepto de convencionalidad es pertinentemente usado el ámbito jurídico y legal, pero no se remite exclusivamente a estos, sino que denota una forma específica de tejer una red de intercambio y regulación de flujo de información psíquica, y empezar a transferir protocolos a través de esta. Aquellos quepor alguna razón, temporalmente, circunstancialmente, o estructuralmente estén incapacitados o sean disfuncionales para transferir conveniencias son lo que más tienden a la violencia. Esto se concluye ante la observación de que todo acto de violencia: física, emocional, o moral, durante su perpetración, convoca a una barrera en el fenómeno comunicativo, que sin retroalimentación objetiva alguna...