Métodos De Escritura

En aquel tiempo los fantasmas se estrellaban en mi ventana, la desolación hacia el resto, oía comentarios del hospital acerca de ancianos pidiendo sobre gritos de agonía que les diesen algo paramorir y el laberinto que un día fueron todas esas ideas se evaporaban a medida que iba tomando el giro contrario a mis propósitos. No es que me insensibilizara al respecto, todo lo contrario, me habíaconvertido en un autómata en cuestiones de dolor, y la única solución que veía acorde con lo irremediable era sin lugar a dudas la muerte. Las divagaciones no servían, la ciencia en estas cuestionesse había convertido en un mero protocolo, en un agradable final de mes y una escapada de la rutina, a la que la gran recesión había convertido todo aquello en vagos recuerdos. Si tengo que maldeciralgo a este mundo es la miseria con que me ha tratado, si recuerdo algún momento de éxito ha sido tan solo momentáneo y pasajero; la poca tranquilidad que acompaña a mis pensamientos ha sidoúltimamente sostenida entre pedacitos de hielo y es que desde hace tiempo me siento como el patán que de niño fui, asimilando entre largos tragos, este fracaso. Cada vez que suena el teléfono u oigo latelevisión es como si una voz, poco paciente, me llamara desde un fondo desconocido e inaudito esperando que mi vacía respuesta se oiga cada vez más cerca de ese interior deforme y que mira hacia midestino. Cada vez menos acostumbrado se me pasan los días perdiéndome parte por parte y aunque el malestar me invita a sonreír ante otras personas se me hace cada vez más insoportable la innegableaceptación de la realidad, sin embargo sigo sin hacer nada, escuchando y procurando que mañana sea un día más en mis proyectos como persona. En las conversaciones que adquiero en el entorno cada vez semuestra en demasía la preocupación por el dinero, tantas veces mencionado que es raro hablar con alguien que no muestre tales preocupaciones ante la invasión económica y no se le puede echar la...