México está preparado para el parlamentarismo
Nuestras constituciones políticas han sido siempre el alma victoriosa de un partido. No son la ley ambicionada por todos los mexicanos, sino la leyque unos mexicanos han deseado imponer a sus compatriotas.
Alfonso Caso
Pensamos en un régimen de gobierno semejante a los que funcionan en la gran mayoría de las democracias actuales y que recoja a lavez lo mejor de nuestra experiencia federalista y republicana. Un sistema que divida al Ejecutivo en dos órbitas distintas: la jefatura del Estado, garante de la unidad de las instituciones y de surepresentación frente al exterior, y por otra parte, el gobierno con su propia jefatura, emanación de la mayoría parlamentaria y responsable frente al Congreso.
El gobierno mexicano, desde el sexenio deMiguel de la Madrid, buscó dar un nuevo rumbo programático a la nación, que en el período de Carlos Salinas de Gortari recibió la denominación, precisamente, de '«reforma del Estado». Como resultadode ésta, se registró un cambio brusco en la política económica, con una serie de reformas constitucionales y la realización de proyectos concretos de amplia envergadura, como las privatizaciones, lafirma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o, por sus siglas en inglés, NAFTA), y el famoso Solidaridad, a partir de los cuales se buscaba integrar a nuestro país en el mercadomundial, abatir la pobreza y reducir las grandes desigualdades en los sectores sociales de la población. La reforma del Estado consideraba también la ampliación de la vida democrática, pero los gobiernostecnócratas habían preferido hacer a un lado este proyecto frente a problemas que creían más relevantes. Esta actitud aparece con la mayor claridad en el gobierno salinista, que realizó cambiosestructurilles en cuanto a las reformas de carácter económico y llevó a cabo programas sociales, cuya valoración no vamos a hacer aquí. En cambio, prácticamente dejó en el olvido la reforma política....
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