México Rehen.

Algún gobernador, en cierto estado de la Federación, decide construir, digamos, un tren suburbano para comunicar poblados cercanos. Resulta, sin embargo, que esas poblaciones ya cuentan con unservicio de camionetas decrépitas provisto por oscuras cofradías locales; puede haber problemas “políticos”. El mandatario se lo piensa mejor y el proyecto no se realiza.
En otra ciudad, el alcaldeintenta instaurar un sistema de transporte público para que los ciudadanos viajen en buses modernos en vez de apiñarse como sardinas en humeantes carcachas conducidas por trogloditas violentos; de nuevo,los “camioneros” locales conforman un lobby poderosísimo que el acobardado regidor decide no enfrentar (al igual que cualquiera de sus antecesores). Las cosas siguen igual y cada semana ocurrenaccidentes provocados por unos choferes que se disputan salvajemente a los pasajeros.
Un presidente de la República va a realizar una obra colosal que dará empleo a miles de mexicanos y que propiciará eldesarrollo económico de la región; pero, grupos de ejidatarios desafiantes, liderados por los provocadores de turno, arman una auténtica revuelta popular para que la obra no se lleve a cabo en susterritorios a pesar de que buena parte de la población apoya el proyecto. El presidente se echa para atrás y ese aeropuerto, que iba a ser la principal obra de infraestructura de su sexenio, no seconstruye.
Un grupo de empresarias de un pequeño estado del Occidente del país consigue fondos federales para edificar una zona turística; el gobernador de la entidad, en cuanto se entera del proyecto, metelas manos y, en vez de ayudar, intenta colocar a gente que no tiene nada que ver con el asunto —familiares y amigos— para sacar provechos directos. Finalmente, por la falta de apoyo, las mujeres nopueden emprender las obras y los dineros de la Federación se pierden.
Un responsable de la Educación Pública plantea que se alarguen los horarios de la jornada escolar; la idea es que los chicos...