música y cine
la música es algo bonito, es relajante, el cine es como una obra de teatrointerpretar varios personajes y hacer su trama tal como si en realidad lo fuera.
A menudo en el cine es el decir quién decide soberanamente sobre lo di-cho. No en el sentido muy general einevitable, en el que siempre y en to-das partes decide, sino —en este arte, más que ningún otro ligado a la
in-dustria y a la opinión pública— de manera más cruel, más malsana: según una convención tácita ygeneralizada, la elección del filme cómo medio de expresión como forma del decir, limita en sí desde el
principio el campo de lo decible y comporta la adopción preferencial de ciertos temas;existen, con toda la
fuerza de la expresión, temas de filmes (mientras que no hay «temas de libros» en un sentido equivalente) y
ciertos contenidos se consideran «ci-nematográficos» en detrimento deotros. Un implícito correlato pesimista
sugiere que el cine no lo puede decir todo: así, a menudo se piensa en el fil-mé como si todavía fuese —en
todos los sentidos del término— mudo.
Estaincipiente liberación se juega a dos niveles, el primero directamente político y económico, el segundo
propiamente ideológico, y por lo tanto ético.
La mutilación de los contenidos de las películassuele ser obra pura y simple de censura política o bien de la
censura de las «indecencias». En suma: de la censura propiamente dicha. Todavía más a menudo, es obra de
la censura comercial: autocensurade la producción en nombre de las exi-gencias de la rentabilidad: verdadera
censura económica, por lo tanto. Como la primera, es una censura por parte de las instituciones, y la noción de«censura institucional» las engloba convenientemente a ambas (Si la se-gunda es una autocensura ello es,
simplemente, porque la institución censuradora y la institución censurada se confunden en ella...
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