Música y Libertad

Música y Libertad.

Experiencia resultante de un trabajo musical realizado en una cárcel de menores en Chile, y publicado en Revista La Mocha, Concepción, Chile, 2008.


Después de un rato de lejanía, hemos vuelto. Mientras intento escribir esta nota escucho una historia cantada en formato “Hip Hop”, que acabamos de grabar. No tengo ningún estudio ni trabajo para ninguno, pero desde hacecierto tiempo participo en una grabación. Esta vez no como músico, sino como seudo-operador de un pequeño estudio de sonido. Este estudio, totalmente portátil, cabe en una mochila: Consiste en un micrófono de condensador y un cable “USB” que permite conectarlo a cualquier computador con ciertas condiciones mínimas. Si a eso sumamos algún programa de grabación y edición de audio, tenemos unestudio digital donde es posible lograr muy buenos resultados. De hecho, es uno de los actuales formatos caseros mas usados para auto producciones musicales en cualquier lugar donde haya ganas de registrar música.

Sigo poniendo oreja a lo recién grabado. De fondo, y ni tan lejos, se escucha un portazo en plenitud, y un murmullo de conversaciones por radio. Luego, gente que pasa corriendo, justodespués del coro del tema, menos mal.

Cuando tuve la oportunidad de aprender percusión, una de las cosas que me llamó más la atención fue el efecto que tocar generaba entre los que estábamos ahí. En esa ocasión y siempre. Los tambores históricamente han tenido algo que decir a la hora de aliviar el dolor. La esclavitud se esquivó con tambores. La pena, el amor, la religión, la jarana, larebelión tuvieron y tienen sus ritmos, danzas y cantos.
La percusión grupal tiene mucho de alegría, de carnaval, de bailoteo; pero también, y mucho mas quizás, de fuerza grupal, de sentirse igual al de al lado, de descarga, de volver a ser parte importante de algo.
¿Le han puesto atención a un grupo de personas tocando tambores?

En la cárcel de menores, hace un año, me invitaron a armar untaller de percusión para “jóvenes privados de libertad”. De primera, por supuesto, me costó “entrar”. Los muchachos tenían entre 14 y 21 años, y estaban obviamente encerrados, algunos imputados y otros condenados por delitos de variada gravedad. Mi táctica fue proponer aprender tambores desde sus gustos, desde sus intereses. Y en realidad como que no me quedaba otra: venía recién llegando, coninstrumentos un tanto desconocidos y sin ninguna “ficha”.

A poco andar me volví un experto en una diversidad de música que hasta ese momento no escuchaba con mayor atención: reggeton, cumbias villeras, música gitana, baladas, punk, hiphop, etc.

Bastaron un par de meses, y comenzaron a nacer los primeros grupos del taller: Tropikana (música tropical desde “canadá”); Los de la 7 (reggeton); LosGitanos o Reyes del Cereco (¡pop flamenco setentero!); y algunos solistas cumbiamberos, rancheros, baladistas y punkies; cuyos nombres por razones obvias no voy a mencionar.
Varias sorpresas nos fuimos encontrando en este andar por detrás de los muros. Son jóvenes con una musicalidad a flor de piel. Sorprende saber que no sólo de villera y reggeton vive el hombre, sino que también de música mastradicional, como la andina, el rock, el punk. Un día llegó un muchacho al taller, de 15 años, pidiendo una guitarra. Al mes teníamos montado un repertorio de música andina con alrededor de 10 temas. El grupo tenía conguero, timbalero, guitarristas, accesorios y una quena, que tocaba el recién llegado. La quena que este músico tenía estaba afinada mas “baja” de lo normal, por lo tanto el resto delos instrumentos melódicos tuvimos que adecuarlos a esta referencia. Y esto no es nada nuevo: Es la forma como siempre el músico popular se las arregla, es como siempre se ha hecho música cuando no están las condiciones ideales. En la carencia parece que estalla la creatividad. Es como nace la percusión afroamericana, como nace la cueca, la cumbia, el candombe, el jazz.

De este período de...