Nada Menos Que Todo Un Hombre

Páginas: 54 (13382 palabras) Publicado: 1 de agosto de 2012
Del grande y queirido don Migiuel, niaesitro de juventiuld, ea
es'ta novelita tan llena de calor y originalidad. TJna:niuno es n\n<\
de las más altas y g'enerosas mentalidades de la España mic
va, esa Esipaña sin frailes «i toros que presentimos 'palpitanl'
y latente por surgir sobre las iniinas que hoy la ahogan.Digno del fuerte Unamuno es el personaje protagonista de
esita obra; hermoso perfil ide plebeyo, formado en la lucha por
la vida y que constrasta con el del nobl-^. prototipo de noble:
simple y ñoño.

Tan veihemenle y co'nibativo como en sus años mozos, est(>Unamuno, recio como una ©ncina de su tierra vasca, es calu-
rosamente discnti'do; pero bien puede estar seguro que las
nuevas generaciones de América se le dan con aanor. Sus
arrestos briosos, sai perpetuo renovarse, las entusiiasma.

Y no sólo abflite Unamiuno, crea también. Si en una manoempuña el garrote, lleva la olra abarro'tada de ideas que lanza
a la vemtiur;!, prtiidigamente. Es un pensante creaidor de be-
lleza: "Amor y Pedagogía", "La Vida de Don QuTjote y San-
cho", "Ensayos", "Paz en la Guerra", "Niebla..." y tantos
otros libros (Mijinidiosos, ;isí lo atestiguan.Nada menos que todo un hombre



La fama de la hermosura de Julia estaba esparcida
por toda la comarca que ceñía a la vieja ciudad de Re-
nada ; era Julia algo así como su belleza oficial, o como
uu monumento más, pero viviente y fresco, entrelos te-
soros arquitectónicos de la capital. "Voy a Renada, —
decían algunos, — a ver la catedral y a ver a Julia Yá-
ñez". Había en los ojos de la hermosa como un agüero
de tragedia. Su porte inquietaba a cuantos la miraban.
Los viejos se entristecían al verla pasar, arrastrando tras
de sílas miradas de todos, y los mozos se dormían aquella
noche má.s tarde. Y ella, consciente de su poder, sentía
sobre sí la pesadumbre de un porvenir fatal. Una voz
muy recóndita, escapada de lo más profundo de su con-
ciencia, parecía decirle: "¡Tu hermosura te perderá!".
Y se distraía para no oiría.El padre de la hermosura regional, don Victorino Yá-
ñez, sujeto de muy brumosos antecedentes morales, te-
nía puestas en la hija todas sus últimas y definitivas es-
peranzas de redención económica. Era agente de nego-
cios, y éstos; le iban de mal en peor. :Su último y supremonegocio, la última carta que le quedaba por jugar era
la hija. Tenía también un hijo, pero era cosa perdida, y
bacía tiempo que ignoraba su paradero.

— Ya no no.s queda más que Julia, — solía decirle a su
mujer : — Todo depende de cómo se nos case o de cómo

— 6 —MIGUEL DE U N A M ü N O

la casemos. Si hace una tontería, y me temo que la haga,
estamos perdidos.

— ¿Y a qué llamas hacer una tontería?

— Ya saliste tú con otra. Cuando digo que apenas
si tienes...
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