Nada
Si alguien deduce de las líneas anteriores que Gilles me cae antipático, se equivoca. Me gustanlos intelectuales franceses porque saben hablar de todo, y siempre con gran claridad. Es verdad que muchas veces se equivocan, pero ello está comprendido en el precio de venta; sólo que los de este ladode los Pirineos nos olvidamos del truco y tendemos a ser oyentes pasivos y repetitivos de lo que esta clase de ilustrados crean.
Hace muy pocos días tuve oportunidad de escuchar por Televisión unreportaje a G.L. donde él se explayaba con tranquilidad sobre nuestro mundo hipermoderno y sus cualidades diferenciales. En la misma entrevista aclaraba que sus libros no eran exactamente filosóficos(lo que estoy muy de acuerdo), ni tampoco sociológicos (lo que siempre intuí, aunque no me animaba a comentarlo). Afirmaba que a él le gusta escribir y que le resulta muy difícil clasificar sustextos dentro de las materias conocidas. Aprovecho entonces la coyuntura que me ofrece este escritor para insinuar que, en realidad, la mayoría, si no todos, de los intelectuales (incluyendo los“franceses”) no son otra cosa que “charlistas”, gente que le gusta hablar y que tienen el encanto del que sabe manejar los conocimientos para sacar de ellos conejos blancos, tortugas de ojos celestes y otrosprodigios por el estilo.
No se entienda, por favor, que no digan cosas importantes. Sólo que éstas están tan mezcladas con sus prejuicios que a veces resulta difícil separar unas y otros. Cómo en...
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