Nada

Capitulo uno.
El despertar.
Se derrumbo en mitad de la atestada sala del tribunal. Era uno de los más sobresalientes abogados procesales de este país. Era también un hombre tan conocido por sustrajes italianos de más de tres mil dólares que vestía su bien alimentado cuerpo como su extraordinaria carrera de éxitos profesionales. El gran Julián Mantle se retorcía como un niño indefenso postradoen el suelo, temblando, titiritando y sudando como un maniaco. A partir de ahí todo se movía en cámara lenta.
Yo había conocido a Julián Mantle desde hacia diecisiete años, cuando uno de sus sociosme contrato como interino durante el verano siendo yo un estudiante de derecho. Julián que por aquel entonces lo tenía todo. Era un brillante, apuesto y temible abogado con delirios de grandeza. Juliánera una joven estrella del bufete, el gran hechicero. Todavía lo recuerdo una noche que estuve trabajando en la oficina y pasar frente a su regio despacho divise una cita que tenia enmarcada en suescritorio de roble macizo. La frase evidenciaba que clase de hombre era Julián. Era un hombre duro, dinámico y siempre dispuesto a trabajar dieciocho horas diarias para alcanzar el éxito que, estabaconvencido, era su destino.
El extravagante historismo de Julián en los tribunales solía ser noticia de primera plana. Los ricos y famosos se arrimaban a él siempre que necesitaban de sus serviciosde un soberbio estratega con un deje de agresividad. Sus actividades extracurriculares también eran conocidas: las visitas nocturnas a los mejores restaurantes de la ciudad con despampanantestop-models, las escaramuzas etílicas con bulliciosa banda los brokers que él llamaba su equipo de demolición, tomaron aires de leyendas entre sus colegas. Ser su ayudante solía convertirse en un ejercicio defrustración, lo que comportaba mas de una pelea de gritos a altas horas de la noche. O lo hacías a su modo o te quedabas en la calle. Julián no podía equivocarse nunca. Sin embargo en aquella...