nada
Pensé que ya era momento de conocerlos. Se juntaban en un restaurante a las 9 y media de la noche el 17 de julio de 1999. Mispadres no estaban de acuerdo con mi participación en aquella reunión y quizás eso hizo que yo quisiera ir aún con más ganas.
Cuando llegué, mi mamá me dejó justo en la mesa donde estaban todos reunidos y me dijo que me pasaría a buscar en tres horas. No protesté, estaba bien. Chequeé la mesa: Yo era la menor, claro. Tenía quince años. Los demás tenían entre 25 y 40, con excepción de Alejandroque tenía 24. Claro que estaba Alejandro, él me había instado a ir. Las cosas estaban claras con él: íbamos a ser hermanos, solo hermanos. Nos separaban ocho años de existencia y nos queríamos mucho, pero legalmente era imposible. Seríamos hermanos.
¡Qué extraña sensación aquella noche! Aunque hablábamos todos los días sin falta, nunca nos habíamos visto personalmente. Tan extraña era la situaciónpara mí, que busqué la silla más apartada y me puse a charlar sin problemas con otras amigas cibernéticas que rondaban los 25 años. No quería estar cerca suyo. Temía decepcionarlo: él siempre me decía que no parecía tener esa edad y hasta pensaba que le mentía respecto de eso. No quería que me ponga a prueba. Tenía una premisa muy cierta en la cabeza: sé escribir, es lo que hago. Pero hablar escompletamente diferente y es tan difícil como leer la Biblia en diez minutos.
Sin embargo Alejandro encontró los métodos necesarios como para acercarse sigilosamente. Me di cuenta que estaba al lado mío porque prendió un cigarrillo (meses después me confesaría que no fumaba, que simplemente lo hizo para llamar mi atención). Ahí estaba, él. Mi “hermanito” fumando un cigarrillo al lado mío. Tantasveces estuvimos juntos estando lejos… y sin embargo ese día estábamos cerca y más separados que nunca.
Después de unos minutos me saludó, hizo algún comentario gracioso acerca de alguno de los miembros del grupo y poco tiempo después apareció mi mamá y me fui. A partir de ese día Alejandro se convirtió en la persona más importante del mundo para mí: me levantaba media hora antes del horario de iral colegio, solamente para chequear emails y ver si tenía alguno suyo. Cuando volvía del colegio comía en frente de la computadora mientras hablaba con él. A la tarde iba a inglés y hacía los deberes del colegio. Y a la noche: antes y después de comer. Como puse en algún email: “sos lo primero que veo a la mañana y lo último en lo que pienso cada noche”. Me estaba enamorando de un hombre casi diezaños mayor que yo. Estaba cometiendo un error: era excitante, estaba rompiendo las reglas.
Miércoles, 28 de julio de 1999 12:12am
De: Cielo
Para: Hogweed
Te juro que tengo muchas ganas de verte, no sé por qué, realmente no sé. Pero ahora que me voy de vacaciones, me pongo a pensar en que no vamos a chatear por algunas semanas y eso ya no me gusta nada. Hablar con vos es una necesidad,porque realmente me hace muy bien. Cada vez que hablo con vos me dejas boba, porque me sorprendes con esa mezcla de ternura, dulzura, perspicacia e inteligencia. Y por otro lado tengo miedo: porque hoy somos amigos, “hermanos”, pero mañana… mañana no sé. Aunque nos llevamos muchos años de diferencia yo sé que tenemos mucho en común, aunque vos sepas mucho y yo demasiado poco de la vida.
Con esto...
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