nada
Extrañamente la tarde se fue volando. ¡Maldición! Todos los días de clase siempre me parecían largos y aburridos, y justo el último tuvo que ser precipitado.
Las chicas no sedetuvieron ni un segundo, permanecieron toda la jornada hablando del baile. Qué ropa llevarían, con quién bailarían, hasta charlaron acerca de los posibles “reyes”.
El timbre final sonó. Todos corrimos aabrazarnos y cantamos un par de canciones juntos, fue hermoso, a pesar de que tomaríamos caminos separados, planeábamos seguir viéndonos; aunque sea algunas veces.
Rebasé la puerta de casa y en un soplomi madre se encontraba abrazándome. Sin decir ni una palabra, volteó, recogió una caja dorada grande, y me la entregó.
Suspiré con aire imprudente y comencé a abrirla. Pasé mis manos sobre elcontenido, si no me equivocaba, era un vestido.
(TM): ¿Te acuerdas de aquel vestido que alguna vez te mostré, el que usé la primera vez que vi a tu padre? –susurró-
¿Cómo olvidarlo? Mi memoria loguardaba a la perfección. Era sencillamente fascinante, cuando lo había visto me había quedado sin respiración. Rojo, delicado, fino y soñado.
Yo: ¡Gracias mamá! –me abalancé sobre ella y la ahogué en unabrazo-
Subí en menos de tres saltos las escaleras y vino mi tía a ayudarme con el arreglo y el maquillaje.
Cuando estuve lista bajé las escaleras con cuidado.
(TP): Estás hermosa –lo sentí suspirary lagrimear-
(TM): Alguien se quedará sin respiración… –balbució casi inaudible, pero la oí-
Yo: ¿Quién?
(TM): Eh…nadie hija, nadie –respondió nerviosa- Vamos a sacarnos una foto.
Nos tomamosaproximadamente trescientas millones de fotos, o quizá bastantes menos; la cuestión fue que demoramos una eternidad.
El chofer me llevó hacia el lugar.
Había chicos videntes y no videntes. Hablé un...
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