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Alfredo Noriega Fernández se fue del Ecuador en 1985, cuando la palabra migración noera todavía parte del vocabulario cotidiano. Este quiteño, que nació en 1962, decidió irse por una necesidad intelectual y humana. Estuvo cuatro años en el taller que el escritor Miguel Donoso Parejacoordinó en Quito. Escribía cuentos. Sin embargo, le urgía experimentar nuevas vivencias. Tenía 23 años.
Se instaló en París, donde realizó una licenciatura en lingüística. Empezó a trabajar. Luegose casó y tuvo dos hijos. Noriega se radicó definitivamente en la capital francesa. Pero no abandonó la escritura. Siguió inventando mundos. No obstante, ese producto no vio la luz sino hasta hacepoco.
En 1998 publicó el libro Desasitios, con el sello ecuatoriano Eskeletra y recientemente editorial Alfaguara puso en circulación la novela De que nada se sabe, título que nació de un poema deJorge Luis Borges.
Es una obra que habla del Ecuador, de su gente, de sus crisis. Porque pese a la distancia y a la no presencia física, Noriega regresa en su ficción al país. Lo palpa, lo vive. Seconfiesa un escritor de nostalgias y añoranzas.
En la pieza el personaje central es un médico legista y a través de él los lectores descubrirán historias que se entrelazan. Mediante ellas seretrata a Quito. El Quito que Noriega imagina ahora y con el rostro y la geografía que guarda en sus recuerdos.
“En la novela hay nostalgia, aunque no sé hacia qué. Quizá hacia la ciudad, hacia lagente, hacia una sociedad que pudo haber sido y no fue, hacia un sistema más justo”, dice este autor de 40 años, que en la actualidad se desempeña como catedrático en una escuela de negocios de Francia.Pese a las dos décadas que lleva inmerso en la escritura, siente que apenas comienza. Se conceptúa un principiante.
“En mí la escritura ha sido un proceso largo y complejo y más que romántico,...
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