nada

Opino justo lo contrario. Las escuelas filosóficas del escepticismo dudan de cualquier afirmación y exigen pruebas , evidencias, argumentos... antes de aceptarlas, lo cual no es sino una manera deenseñar a pensar, en vez de a creer.

Hay que tener cuidado con los extremos, porque un escéptico puro jamás aceptará nada, salvo su propio escepticismo. Pero no hace falta llegar a ese punto, sino adudar inicialmente, de manera natural, ante cualquier afirmación o hecho que no esté demostrado.

El escepticismo es lo que ha impulsado todas las corrientes filosóficas, que parten de “no saberalgo” para querer averiguarlo. Lo mismo sucede con la ciencia, que quiere descubrir el mundo porque asume desde el principio que no lo conoce. Si no fuéramos escépticos ya lo daríamos todo por hechodesde el primer momento en que a alguien se le ocurrió la brillante idea de que los truenos eran consecuencia del mal humor de un Dios.

Soy escéptico por naturaleza, y cada día veo casos de gente quecree ciegamente en cualquier cosa sin dudarlo ni u segundo: los medios de comunicación, sus padres, amigos, internet, una única experiencia personal... y tal conducta favorable a la fe no es sinoconsecuencia del sistema educativo que enseña a creer en vez de pensar.

De hecho, existe un error de base en casi todas nuestras decisiones y opiniones que se basa precisamente en ello: decidimos antes,razonamos después. Es decir, nosotros tenemos ciertas expectativas, e intentamos que la realidad cuadre con ellas, cuando debería ser lo contrario; que nuestras expectativas encajen con la realidad.Si yo ahora digo, por ejemplo: “¿qué te parece el aborto?” de bien seguro que tendrás una respuesta en mente, como casi todo el mundo. Pero... ¿cuántas de las personas que tienen una respuestarealmente han debatido largo y tendido, partiendo desde la duda, la objetividad y la imparcialidad para encontrar la opinión más razonable sobre el aborto? nadie, o muy, muy pocos.

Y ese es el...