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Hasta hace relativamente poco tiempo, la responsabilidad de la atención y educación de la primera infancia era vista como un asunto de competencia estrictamenteprivada. Prevalecía la idea de que eran los padres (y más específicamente de las madres) quienes debían ocuparse del cuidado y estímulo de los niños pequeños. Se asumía que el dominio público tenía pocoo nada que hacer al respecto (salvo, quizá en casos muy particulares de niños abandonados, maltratados o en de extrema pobreza). Esto permite explicar por qué las políticas públicas de educaciónpreescolar universal han tardado tanto en volverse prioritarias, y asimismo, cuál es la razón de que algunos países como México hayan tardado tanto en convertir a la educación preescolar en un subsistemacon carácter obligatorio. Sin embargo, en los últimos años ha habido un avance significativo en este sentido. Cada vez es más aceptado el punto de vista de que la socialización de los niños pequeñosconstituye una responsabilidad social compartida que debe recaer tanto en las esferas públicas como en las privadas, y que la función del Estado es fundamental en este aspecto. La población y elgobierno Mexicano han terminado por aceptar que tanto la atención prestada en el hogar, como la que brindan los servicios educativos formales, tienen un papel importante qué jugar en el desarrollo infantil,y que los niños pequeños pueden y deben beneficiarse de ambos niveles.
Las nociones sobre la infancia también han variado históricamente. Mientras se consideró a la niñez como una etapa inmadura oincompleta de la vida adulta, las políticas educativas dedicaron escasa atención al desarrollo infantil temprano y al estímulo de las potencialidades humanas que comienzan a desarrollarse en losprimeros años de vida. En la medida en que la visión sobre la infancia logró identificarla como una etapa distinta a la edad adulta, con características psicológicas específicas y necesidades afectivas,...
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