Nada
El voto debería ser obligatorio como deber cívico fundamental. Los partidarios radicales de las doctrinas libertarias no lo aceptan porque lo catalogan como unrecorte a las facultades de los ciudadanos de elegir o abstenerse de hacerlo. Pero en una democracia incompleta como la nuestra tiene más sentido fortalecer los métodos de participación ciudadana,estimular la concurrencia a las urnas y, por qué no, ejercer una coerción razonable para garantizar la verdadera universalidad del sufragio, de modo que nadie se sienta excluido a la hora de hacer valer sucuota de poder decisorio.
Aquí se privilegian los derechos y se menosprecian los deberes. Lo ideal sería un equilibrio entre unos y otros. Pero esta sociedad tiende a ser acrática y anárquica, adesconocer hasta las normas elementales y desafiar todo lo que se parezca a la autoridad, la cual, a su turno, alcahuetea el desacato instituido por el uso consuetudinario. El respeto, el sentido de laresponsabilidad, la asunción de compromisos son casi legendarios. Hasta desde las mismas alturas del Estado se elude la pedagogía de los valores y se consolidan las malas costumbres públicas yprivadas.
La verdad, por ejemplo, es una entelequia. El criterio de veracidad se ha cambiado por los intereses y las conveniencias circunstanciales. Un gobernante puede hacer hoy una afirmación, paracontradecirse mañana con la frescura y el cinismo que ya ni nos sorprenden porque mentir y hacer trampas es un uso que se integró al cuerpo folclórico de las colombianadas.
En un país así, la...
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