nada
a la familia, debido al miedo al contagio de enfermedades como la tuberculosis.
Aunque selevantaba muy temprano y trabajaba hasta caer el sol, se sentía acompañada por otras
lavanderas que como ella realizaban la misma tarea. Raquel se esforzaba mucho porque no quería perder lasclientas ricas que había conseguido. Hacía años ya que les lavaba su ropa y se había ganado su confianza. Además, ahora que su hija mayor estaba ya crecida, la ayudaba a planchar.
Aunque la ganancia no eramucha le alcanzaba para mantener a su familia y comprar el jabón, el
almidón y el bórax. También debía pagar el alquiler del campo donde tendía la ropa.
Se comentaba entre sus compañeras que elMunicipio estaba elaborando un “Proyecto de lavadero”
en el que proponía la construcción de locales amplios, bien aireados, que resguarden a las obreras
del frío en invierno y del sol en verano; localesen cuya instalación se hayan tenido presente los principios
de higiene industrial requeridos.Adaptado de S. Antola
Ya muy cansada, Raquel recorría lentamente las últimas calles que le quedaban para entregar el atado de ropa que Doña Irma le había encargado lavar. Pesaba mucho y sino mantenía la espalda y la cabeza erguida, seguro que se iba al suelo. Era el último día de la semana, hoy debía cobrar 4,5 pesos por los cuatro lavados realizados. Su situación había mejorado al...
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