Nada

No tengo una máquina de escribir ni un computador, pero aun así, necesito de alguna forma y a través de la tradición no oral, para que no pueda ser deformada tan rápidamente, narrar cada uno de los espeluznantes sucesos que aquejan la ciudad, el país y el mundo entero.
Huyo, me escondo de todo y de todos; dicen que estoy enfermo, pero apelando a mí razón y mis sentidos me resisto a recibirtratamiento. No parece lógico, lo sé, pero tal y como hacen los defensores a ultranza de la eutanasia, el aborto y el suicidio, defenderé hasta las últimas consecuencias y aún en contra de mi familia mi derecho a no recluirme.
Dejo lápiz y papel de lado un instante y me acerco cauteloso hasta la pequeña ventana de la habitación. El cielo está nublado, como siempre en Abril, y en la calle todo es uncaos, como cada mes del año desde que entró en vigencia la ley; sirenas, gritos, lágrimas y brutalidad, ya no policial, médica. Suspiro.

Llevo ya casi una semana en este hotel de mala muerte, y aunque no he salido de la habitación ni un solo día, tanto tiempo en un mismo lugar me hace altamente vulnerable. Me miro al espejo y no me reconozco; delgado, con ojeras, realmente desgastado, me preguntoentonces ¿no es lo mismo estar escondido en estos sitios que someterme a la reclusión y el tratamiento? Sacudo la cabeza rápidamente tratando de hacer volar esa idea de mi pensamiento, tratarme significaría ir en contra de mis principios y darle la razón a mi padre, eso no puedo permitirlo.
Se han formado clanes en contra de la ley, del régimen, pero me da miedo, me da pánico unirme a algunasecta y que se trate solo de un complot para que los médicos con ínfulas de “héroes” acudan a nuestra captura; sin embargo, de continuar esta situación a la que sinceramente no le veo ninguna salida, tendré que confiar y unirme a alguna de las organizaciones disidentes, rogando porque la que elija, no sea la equivocada.
He recopilado diferentes periódicos durante los últimos seis meses, ha sido unaardua labor pues desde que inició la persecución, la circulación de estos medios ha reducido de manera considerable, haciéndose accesible únicamente a ciertas esferas sociales, claro está, aquellas que aunque puedan generar sospechas, tienen suficiente poder para acallarlas con dinero y falsas promesas.

Salpico un poco de agua en mi rostro y regreso al desparpajado escritorio, no sin antesechar un último vistazo a la calle que hace días no piso. Hace aproximadamente un año estaba en la cúspide de una incipiente carrera política; a mi veintitrés años pertenecía a uno de los principales partidos políticos de Polaca y me perfilaba como futuro miembro del Ministerio Normativo, todo hubiera sido tan distinto de haber alcanzado tal categoría. Suspiro nuevamente.
Mi partido era diferente,abierto, comprensivo, pero sobre todo auténtico; no lo impulsaba ese afán hambriento de conseguir adeptos pues con esas características bastaba para que jóvenes como yo, hombres y mujeres fuéramos sus fieles seguidores, representantes y defensores; tal vez esa fue una de las principales razones para que toda persecución comenzara en nuestra contra.
No solo en el país, en el mundo entero habíancomenzado a sonar voces, voces políticas, sociales, económicas y juveniles, entre muchas otras, en pro de una iniciativa para acabar con un problema que afectaba todas esas esferas, “la coba” no la adicción a ella, sino “la coba” en sí misma.
Todas las personas se creían con suficiente derecho para opinar, criticar, proponer, pero sobre todo, presionar para que se diera una solución. Sin querer sedibuja una tenue sonrisa en mi rostro, no de felicidad, sino de burla, una burla personal y estúpida que nadie más que yo puede ver; ahí tienen la “solución” por la que tanto presionaron.
Escucho aumentar el alboroto afuera, así que como un resorte me pongo de pie para verificar qué ocurre. Uno de los brazos de Sapiens, tengo que huir. En cuestión de segundos recojo mis pocas pertenencias, entre...