nadaismo
Viernes veintitrés: Lo único que siempre dejo para mañana, es mi muerte.
Sábado veinticuatro: “Gonzalo Arango ha muerto”. Decían las emisoras.
La noticia cayó en la ciudad como una hecatombe. Era trágico. En principio se dijo que me habían asesinado. Luego, amigos compasivos dieron la versión de un inocente suicidio. Otros, menos amistosos, comentaron: “Claro, nopodía reventar sin hacer el show”. Los últimos, sin ocultar una alegría perversa, se limitaron a desearme buen viaje: “Con tal de que se muera, aunque se vaya al infierno”.
Yo era inocente de todo. A esas horas, tres de la tarde, mi vecino me despierta con un grito desde el solar. Abro la ventana, nos saludamos.
—¿Estás bien?
—Sí, muy bien, gracias. ¿Qué pasa?
—Acabo de oír por una emisora que tehabías suicidado.
—¿Yo? Estoy durmiendo...
—Qué raro... Bueno, te felicito... Me alegro que sea falso.
Miro mis manos: son mis manos con su circuito de venas; los dos dedos del tecleo tienen las uñas sucias. Prometo limpiarlas a primera oportunidad, pues nunca se sabe. No luciría bien un cadáver con las uñas mugrosas, no es estético.
Como no soy ingrato, agradezco a mi vecino su preocupaciónpor mis “uñas”, y bajo la persiana. Trato de reanudar mi sueño, pero la noticia me desvela. Enciendo la radio. Hago un recorrido fugaz por las emisoras a ver qué dicen. Efectivamente, se dice que estoy muerto y que se busca mi cadáver para hacerme un reportaje. Como no me encuentran, recogen rumores en los cafetines que frecuentan mi generación. Por teléfono desfilan las voces de mis amigosartistas:
“Gonzalo sería el último en matarse” (voz de Santiago).
“Yo no creo, ese Gonzalo es un vividor” (voz de Dulzaina).
“Yo no sé nada... y me da lo mismo” (???).
“Pero, ¿es que ustedes no lo conocen todavía? Ese tipo es un publicista y les está tomando el pelo. Lo que pasa es que esta semana va a lanzar su disco 'Nadaísmo' y se quiere poner de moda, no le paren bolas...” (voz femenina que medetesta tiernamente).
El locutor aconseja no perder la sintonía mientras me encuentran. Pero nadie da con mi cadáver porque vivo muy lejos y muy solo. Cuando muera seré como hoy: un cadáver anónimo que se pudre en silencio. Por toda declaración apestaré para decir al mundo que ya no existo.
Fumo, trato de olvidar. No sé quién ha hecho circular semejante canallada y con qué fin. Me importa uncomino que esa tipa piense que soy un “publicista”. Pero me alegro de no darles ese gusto por hoy. A pesar de todo, estoy horrorizado.
Bajo a la tienda a telefonear: “No te preocupes, mi amor, están dando la noticia de que estoy muerto; como ves, es falso. ¿Vamos esta noche a la película de Bergman?”.
Por supuesto, es una mujer. Dice que no puede ir porque tiene un “party”. Dios mío, estas novias queme invento cambian a Bergman por un té. Si de verdad estuviera muerto, seguiría arreglando los floreros y poniendo manteles. Mañana las lágrimas, los sentimientos pueden esperar, pues son eternos. Estoy deprimido.
Abro la libreta para hacer otras llamadas... Desisto. ¡Qué diablos! En realidad no tengo a quién llamar. Me doy cuenta lo poco que me interesa la gente, y sin embargo, tengo amigos,mujeres, mi pequeña historia de hombre. Mi familia está lejos y no será posible consolarla. Además ellos han aceptado desde siempre mi destino trágico. Sólo tendré que dejarles los gastos del entierro para que no me lo reprochen. No quiero ser un cadáver injusto, y hay que ahorrar maldiciones póstumas que pueden ser peligrosas allá.
Me pregunto qué son, qué hacen aquí estas pilas de nombres quedesfilan por mi libreta. De repente los veo borrosos como fantasmas, existencias fortuitas, ridículas, que pudieron no existir. Lo mismo yo: si no hubiera nacido, ellos existirían igual. Y esas mujeres que he amado, ¿qué han ganado con mi amor o qué han perdido? Todo era un juego, una pasión inútil. Pues si yo no existiera, “otro Gonzalo” con otro cuerpo las amaría por mí, se dirían secretos, se...
Regístrate para leer el documento completo.