Naomi Klein - la doctrina del shock
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Antes de que la Junta tomara el poder, Argentina
tenía menos pobres que Francia o Estados Unidos —
solo un 6 % de la población— y una tasa de
desempleo de sólo el 4,2 %.
Este es un libro que no deja tranquilo, nos conmueve
permanentemente y convoca la rebelión ante la injusticia
inimaginable
Leerán página tras página,pormenorizadamente,
documentadamente la criminal historia de la ejecución
fría, calculada, inmisericorde
de aquello que Rodolfo Wallsh conceptualizara como
MISERIA PLANIFICADA
Klein, Naomi.
La doctrina del shock. El auge del capitalismo del
desastre.
Paidós, 1ra. Ed. Argentina. 2008.
pp. 23-46.
Introducción
LA NADA ES BELLA
Tres décadas borrando y rehaciendo el mundo
La Tierra estaba toda corrompidaante Dios y llena
toda de violencia. Viendo, pues, Dios que todo en la
Tierra era corrupción, pues toda carne había
corrompido su camino sobre la Tierra, dijo Dios a
Noé: «El fin de toda carne ha llegado a mi
presencia, pues está llena la Tierra de violencia a
causa de los hombres, y voy a exterminarlos de la
1
Tierra».
Génesis 6,11
Del shock y de !a conmoción surgen miedos,
peligrosy destrucciones inaprensibles para la
mayor parte de la gente, para elementos y sectores
específicos de la sociedad de la amenaza, o para los
dirigentes. La naturaleza, bajo la forma de
tornados, huracanes, terremotos, inundaciones,
incendios descontrolados, hambrunas y epidemias
también puede generar estados de shock y de
conmoción.
Shock and Awe: Achieving Rapid Dominance,
extraído dela doctrina militar de la guerra contra
Irak1
Conocí a Jamar Perry en septiembre de 2005, en el gran
refugio jue la Cruz Roja había organizado en Baton Rouge,
Luisiana. Un grupo de jóvenes miembros de la cienciología
repartían, sonrientes, la cena entre la gente que esperaba
en fila, y él era uno de ellos. Me acababan de llamar la
atención por hablar con los evacuados sin un periodista ami lado y me estaba esforzando por disimular y mezclarme
con el gentío, una canadiense blanca en medio de un mar
de afroamericanos sureños. Me escabullí hasta la fila, detrás
de Perry, y le pedí que hablara conmigo como si fuéramos
amigos de toda la vida, y se avino amablemente.
Nacido y criado en Nueva Orleans, había pasado una
semana fuera de la ciudad inundada. Aparentaba unos
diecisieteaños, pero me dijo que tenía veintitrés. Él y su
familia habían esperado a los autobuses de rescate hasta el
último momento. A falta de una evacuación organizada, se
habían lanzado al exterior, bajo un sol abrasador.
Finalmente habían terminado allí, en un inmenso centro de
congresos, en donde habitualmente se celebraban las ferias
de la industria farmacéutica y espectáculos de lucha librecomo Capital City Carnage: The Ultímate in Steel Cage
Fighting* Ahora, en el centro se apretujaban más de dos mil
2
camillas y una muchedumbre de gente exhausta y
enfadada bajo la vigilancia de los soldados de la Guardia
Nacional, tensos y con los nervios a flor de piel, recién
llegados de Irak.
* «Carnicería de la
capital: lo último en combates entre rejas». (N. de la
T.)
Ese díacorría la voz en el refugio de que Richard Baker, un
destacado congresista republicano de Nueva Orleans, le
había dicho a un grupo de presión: «Por fin hemos limpiado
Nueva Orleans de los pisos de protección oficial. Nosotros
no podíamos hacerlo, pero Dios sí».2 Joseph Canizaro, uno
de los constructores más ricos de Nueva Orleans, también
había expresado una opinión parecida: «Creo quepodemos empezar de nuevo, pasando página. Y en esa
página blanca tenemos grandes oportunidades».3 Durante
toda la semana, por el parlamento estatal de Luisiana en
Baton Rouge habían desfilado grupos de presión, y gente
de toda ralea con influencias y ganas de aprovechar esas
grandes
oportunidades:
menos
impuestos,
menos
regulaciones, trabajadores con salarios más bajos y «una
ciudad más...
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