naomi
democrática, Alexis de Tocqueville escribió que no le preocupaba
tanto su caída en la seguridad del realismo como que desencadenarauna fantasía enloquecida. «Temo que las obras de los poetas de
las democracias se llenen de imágenes desmesuradas e incoherentes,
de descripciones exageradas y creaciones extrañas; y a veces, estosproductos fantásticos de la mente pueden apartarnos del mundo de
la realidad».1
Ahora las predicciones de Tocqueville se han hecho realidad; arcos
dorados y brillantes, carteles muralesimposiblemente iluminados desde
atrás, personajes de dibujos animados que recorren parques temáticos
fantásticamente simulados. Cuando yo era niña, estas extrañas
creaciones despertaron en mí una especie deanhelo por las seducciones
de lo simulado; quería desaparecer en objetos resplandecientes,
perfectos, irreales.
Quizá este estado fue producto de la televisión, de un temprano
viaje aDisneylandia, o tal vez lo adquirí en los centros comercialeHablando sobre el futuro de la poesía y del arte en la sociedad
democrática, Alexis de Tocqueville escribió que no le preocupaba
tanto su caída en laseguridad del realismo como que desencadenara
una fantasía enloquecida. «Temo que las obras de los poetas de
las democracias se llenen de imágenes desmesuradas e incoherentes,
de descripcionesexageradas y creaciones extrañas; y a veces, estos
productos fantásticos de la mente pueden apartarnos del mundo de
la realidad».1
Ahora las predicciones de Tocqueville se han hecho realidad; arcosdorados y brillantes, carteles murales imposiblemente iluminados desde
atrás, personajes de dibujos animados que recorren parques temáticos
fantásticamente simulados. Cuando yo era niña, estasextrañas
creaciones despertaron en mí una especie de anhelo por las seducciones
de lo simulado; quería desaparecer en objetos resplandecientes,
perfectos, irreales.
Quizá este estado fue producto de la...
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