Narcotrafico
- Desde una perspectiva social se corre el peligro de identificar
«bienestar público» con «felicidad pública». Cuando se produce esta
identificación, nos hallamos ante dospeligros. Por un lado, ante una
ética social necesitada de cuantificar todas las consecuencias; por
otro, ante un utilitarismo paternalista que, en aras del «bienestar
público», promueve una«felicidad pública» con el peligro de hipotecar
una «libertad pública».
Tiene razón MacIntyre cuando sostiene que el criterio de «mayor
felicidad para mayor número» sólo es aplicable con algún tipode
legitimidad moral en una sociedad en la que se supone que existen
normas no utilitaristas. El concepto de «felicidad pública» tiene
aplicación legítima en una sociedad en la que el consenso esque
aquélla consiste en más y mejores hospitales y colegios. Pero, «¿qué
aplicación tiene en una sociedad donde hay acuerdo general con
respecto a que la felicidad común se encuentra en elasesinato de los
judíos?» 21. En efecto, podría darse el caso de que las consecuencias
de una acción fueran favorables para la felicidad general, pero
perjudiciales para una persona concreta o ungrupo concreto.
¿Podríamos hablar de felicidad cuando está en cuestión, no ya la
libertad, sino la dignidad de las personas y colectivos?
Quizá tengamos que preguntarnos si no hay algún tipo deincompatibilidad entre la «libertad pública» y la «felicidad pública» en
este contexto utilitarista. Esta presumible incompatibilidad puede ser el
resultado de una incompleta comprensión de lalibertad, pero, también,
de una grave reducción de la felicidad al cálculo de la eficiencia en las
decisiones económico-cuantitativas de política social.
- Desde una perspectiva personal, sireducimos la felicidad a
bienestar, ésta se convierte en un «estado» psicológico o mental,
perdiendo la capacidad que tiene para dinamizar la totalidad de la
acción humana y su sentido. Además, la...
Regístrate para leer el documento completo.