necrofilia

arles Recio

Todos los santos y todos los difuntos se apelotonan en los dos primeros días de noviembre para ser celebrados vivamente. Noviembre queda así marcado como mes de muerte, encontraposición al vecino diciembre, que esgrime el nacimiento del año como bandera de la Navidad. Recuerdo siempre el pavor que el diputado Manolo Campillos, histórico de Unión Valenciana, le tenía a noviembre.Cuando llegaba este mes se encerraba en casa. Tenía la manía de que fallecería un día de noviembre, y por eso evitaba todo peligro eclipsado en una depresión mensual que le desaparecía mágicamentecuando el mes acababa. Luego fue y se murió en otro mes, con lo que su profecía sólo demostró que se había estaba machacando la cabeza estérilmente durante años.
Para minimizar el impacto de la muerte,nuestra sociedad ha inventado la juerga de Halloween, importación americana que ahora parece plenamente autóctona. He recorrido la capital en el coche de cabo a rabo aprovechando que el clima era tanagradable y he comprobado que en todos los barrios pululaban grupos de jovencitos disfrazados según las consignas yanquis: zombies, vampiros, monstruos y hasta una Marilyn Monroe rediviva, que tambiénestá muerta. Supongo que en los pueblos habrá sucedido igual, pues esta ola de necrofilia que nos azota es general. El mejor combate contra la crisis que tiene nuestra juventud es ignorarla, emulando alos músicos del Titanic que seguían tocando mientras el barco se hundía.
En el Reino de Valencia, aparte de la veneración de los ancestros, estas fechas noviembrinas sólo dejaban espacio para lafiesta mayor de Cocentaina, esa centenaria feria que todavía en la actualidad nos demuestra la vitalidad de las comarcas centrales. Por cierto, qué bonita la actuación allí de Rodamon Teatre, compañíavalenciana que actualmente prepara una expedición teatral infantil en Finlandia. Este festejo secular es el que verdaderamente tenía relevancia por aquí cuando venían estas fechas, por lo que se...