Negocios
Germán Holguín Zamorano
Director Misión Salud
En Misión Salud y las instituciones integrantes de la Alianza por la Defensa de la Salud no somos enemigos de los tratados de libre comercio, siempre que se construyan sobre los principios de justicia y equidad. En el caso del TLC de Colombia con los E.U. (en adelante TLC), lo que nos preocupa es que la mesa de propiedadintelectual se haya cerrado en condiciones que comprometen la salud de los colombianos a cambio de ventajas comerciales[1].
Pensamos que esta preocupación es compartida por la mayoría de la población. Según la última encuesta de Gallup[2], solamente el 37% aprueba el acuerdo. En opinión de los analistas, este bajo nivel de aprobación se explica porque la gente entiende que un TLC malnegociado ocasionará mucho daño al campo y la salud pública. Al campo, en términos de pérdida de producción en sectores altamente sensibles (arroz, maíz, lácteos, cárnicos e industria avícola, entre otros), pérdida de empleo, disminución de los ingresos de los campesinos, incremento de los cultivos ilícitos, perdida de seguridad alimentaria y debilitamiento de la soberanía nacional en las regionesapartadas. En salud pública, en términos de mayor demora en el ingreso de los medicamentos genéricos al mercado, incremento de los precios de las medicinas, aumento del gasto en salud, debilitamiento de la estructura financiera de las instituciones de salud y pérdida de acceso a las medicinas necesarias por parte de la población de escasos recursos. El presente artículo se refiere, específicamente, aeste último aspecto.
ACCESO A MEDICAMENTOS: EL PROBLEMA
El problema de fondo que hay en medio del debate sobre el TLC y los medicamentos es la falta de acceso de la población de escasos recursos a estos bienes esenciales. Más del 80% de la producción mundial de fármacos se consume en los 12 países más desarrollados. Paralelamente, “cerca de un tercio de la población mundial[3] –más de 2.000millones de habitantes– carece de acceso a medicamentos esenciales y a tratamientos médicos”[4]. En las regiones más pobres esta carencia afecta al 50%.
Como resultado de este drama, cada día mueren en el mundo más de 40.000 personas víctimas de enfermedades infecciosas -un pueblo cada día-. El 90% de esas personas pertenecen a los países en vías de desarrollo[5].
Latinoamérica no es laexcepción, debido a que en los países en que hay seguro –20 sobre 33–, éste cubre por término medio únicamente el 45% de la población (rango: 6% a 100%), quedando el resto de las personas a merced de lo que sus precarios ingresos les permita destinar a bienes y servicios de la salud.
En Colombia, a pesar de los avances logrados en los últimos años en materia de cobertura, más de 13 millones depersonas no tienen suficiente acceso a medicamentos, porque o no pertenece al Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) y sus ingresos no les alcanzan para comprarlos, o si pertenecen, pero no pueden pagar de su bolsillo las medicinas que el Sistema no suministra, las cuales, –según un estudio de la OPS– representan alrededor del 40% de las prescripciones[6].
Por ejemplo, según datosoficiales, de 200.000 portadores del VIH que hay en el país, se calcula que 21.000 requieren tratamiento con antirretrovirales y sólo lo reciben 12.000[7]. Los 9.000 restantes están condenados a morir en un promedio de 5 años. Se calcula que para el 2010 el número de personas viviendo con esta enfermedad podría llegar a 800.000[8].
En cáncer, según información del Instituto Nacional de Cancerología,únicamente entre el 20 y el 30% de los tratamientos están incluidos en el Plan Obligatorio de Salud (POS)[9].
Algo similar ocurre en la población infantil con los trastornos respiratorios y las enfermedades infecciosas intestinales, en los adultos con la malaria, el dengue y la tuberculosis, y en las personas mayores con las enfermedades del corazón, cerebrovasculares e hipertensivas, diabetes y...
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