Neruda
Otra vez, otro día más, se hacía de noche. De nuevo aparecía el rosa,el amarillo y el azul para después fundir a negro; se iban sombreando coches,edificios, aceras y personas. Un día más se acababa, el tiempo volvía a pasar, imparable y precioso. Y él no lo aprovechaba.
A veces imaginaba el paso del tiempo como una carroza voluptuosa, rebosante deadornos, flores y dorados que recorría las calles de la vida rápida, con una sonrisa burlona. En otras ocasiones, pensaba en una melodía vigorosa, alegre y vivaz, que urgía el correr a atraparla,hacia ella pero la música, igual que el tiempo, era imposible de encerrar.
Día, noche, día, noche, día, noche pasaban inmunes a todo cambio. Era difícil huir del monótono aburrimiento, trabajoso crearcada día uno especial aun sabiendo que no volvería a repetirse. Estaba demasiado ocupado intentando crear un futuro como para crear un presente, se dijo a sí, aun sin la certeza de que ese futurollegara.
De pronto, observó la luna, esbelta, erguida en la medianoche. De pequeño le decían que la luna era la mamá de las estrellas, y él lo creía. Consideraba las estrellas niños, como él, y algúndía, decía, jugaría con ellas al fútbol. Eran tantas, ¡qué pedazo de equipo formarían! Mamá, llévame a jugar con las estrellas, llévame a jugar al fútbol. Qué iluso. Ahora, cualquier niño que dijera esopensaría en personas, seres humanos... incomparable el brillo, incomparable la lejanía.
Y, del recuerdo de su testarudez y de su inocencia, rió hasta que empezaban a llorarle los ojos.
ríete delas calles torcidas de la isla,...
Corría con el corazón desbocado por entre las calles antiguas y arqueadas. No, ahí no la encontrarían nunca, nunca. Se paró de súbito detrás de unos contenedores,observó inquieta en todas direcciones para comprobar la calma y se sentó en el suelo, inspirando y espirando en cadencia perfecta.
Era guapa, muy guapa. Tenía rostro felino, manos pianísticas y...
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