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Publicado: 12 de junio de 2014
NO CODICIAR LAS COSAS AJENAS
DESPRENDIMIENTO DE LOS BIENES MATERIALES
Así como el séptimo mandamiento nos prohíbe los actos exteriores contrarios a los bienes del prójimo, el décimo mandamiento prohíbe los actos internos, es decir, el deseo de quitar a otros sus bienes, de adquirirlos por medios injustos, o de usar de ellos de modo contrario a la recta razón, en otraspalabras, prohibe el deseo desordenado de adquirir o gozar de bienes materiales.
La razón de este mandamiento es muy clara y profunda: el corazón del hombre ha de estar libre de todo tipo de ataduras pues sólo así es capaz de amar a Dios con la plenitud que El ha ordenado (cfr. Deut. 6, 4ss.).
Jesús muestra repetidas veces el motivo de fondo para vivir este precepto: " donde está tutesoro, ahí está tu corazón‑ (Mt. 6, 2 1 ), de suerte que " no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero" (Mt. 6,24).
Este es el sentido que tiene para el cristiano la virtud de la pobreza: no queremos tener nada, porque queremos tenerlo todo, queremos a Dios, y Dios, que no se satisface compartiendo, nos manda desterrar de nuestro corazón todo lo que de cualquier forma estorbe a suamor.
Conviene tener presente que, en sí mismos, los bienes materiales son buenos ‑son un bien en sentido filosófico y proceden de las manos de Dios‑. Pero su razón consiste en ser medios para obtener la propia prifección humana y espiritual, no son fines en sí mismos.
Por eso, quedarse en ellos como en un fin es un desorden que nos aleja de Dios: éste es siempre uno de los elementos detodo pecado, que tiene en su raíz la conversión a las criaturas; todos tenemos ese peligro real de trastocar los fines, porque el apegamiento a los medios materiales nos puede hacer olvidar nuestro fin último.
Los más beneficiados con bienes de fortuna tienen mayor peligro de apegarse a ellos, también mayor responsabilidad ante Dios de hacerlos rendir: han de comunicar al prójimo congenerosa esplendidez y obligada caridad una parte importante de esos bienes.
Así lo explica Santo Tomás de Aquino: "en el uso de las riquezas no debe tener el hombre las cosas externas como propias, sino como comunes; de tal suerte que fácilmente las comunique a otros cuando lo necesiten... Verdad es que a nadie se manda socorrer a otros con lo que para sí o para los suyos necesita.... perosatisfecha la necesidad y el decoro, deber nuestro es, de lo que sobra, socorrer a los indigentes" (S. Th., 11‑11, q. 32, a. 6).
"Si vuestro oro y plata se han enmohecido (p. ej., por la carencia de obras buenas), la herrumbre de esos materiales dará testimonio de vosotros, y devorará vuestras carnes como fuego" (Sant. 5,3).
Cfr. también otros muchos textos de la Sagrada Escritura donde senos habla de lo mismo: Lc. 12, 15, 21; Mt. 5, 3; Rom. 13, 9; Sant. 2, 1‑5.
El cristiano, y más en una época de acendrado materialismo como la actual, ha de luchar por evitar el aburguesamiento. Es mal tiene multitud de detalles prácticos, que llevan al hombre a una vida encallada en las comodidades, a las ansias de satisfacciones personales, a la huida de todo lo que supone abnegación yvencimiento propio, olvidándose de Dios y de los demás.
Se trata de conseguir el señorío sobre los bienes de la tierra: no crearse necesidades, estar por encima de los bienes externos, que son los de menor valor, etc.
"El cristiano puede estar contento aun en el estado de pobreza, si considera que la mayor felicidad es la conciencia pura y tranquila, que nuestra verdadera patria es elcielo, que Jesucristo se hizo pobre por nuestro amor y ha prometido un premio especial a los que sufren con resignación la pobreza" (Catecismo de San Pío X, n. 470).
Los padres deben procurar los bienes convenientes para asegurar un buen porvenir a sus hijos, pero cuidando de no hacerlos vivir en un ambiente muelle, de posibilidades en exceso y dinero en abundancia, pues esto termina por...
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