Neyret

El valor del testimonio y el testimonio del valor:
La pasión según Trelew de Tomás Eloy Martínez
Juan Pablo Neyret
The Pennsylvania State University
Entonces tengo que escribir. Uno de todos
nosotros tiene que escribir, si es que todo esto
va a ser contado.
—Julio Cortázar, “Las babas del diablo” 67
No sé en qué punto del relato estoy. Creo que
en el medio. Sigo desde hace mucho en el
medio.Ahora tengo que escribir otra vez.
—Tomás Eloy Martínez, Santa Evita 391

In memoriam TEM (1934-2010).
La Patagonia es la vasta región del país a la que la Argentina antes, durante y después del
exterminio y confinamiento de sus habitantes originarios durante la eufemísticamente
llamada “Campaña del Desierto” llevada adelante por el ejército hacia 1880, históricamente
vivió de espaldas. Los primerosasentamientos de colonos ocurrieron pasada la mitad del
siglo XIX y fueron realizados por la comunidad galesa. Uno de los miembros de esta
corriente inmigratoria europea, que la misma Constitución de la Nación había promovido en
1853, era Lewis Jones, quien en 1865 fue el promotor de la construcción de la vía de
ferrocarril que sería por largo tiempo la única comunicación para la zona patagónicadel
Valle, que acaba recostándose sobre el Océano Atlántico. Del vocablo gaélico “Tre-”
(pueblo) y de “-lew”, apócope del nombre de pila de Jones, proviene la denominación de la
ciudad de Trelew, una de cuyas tantas, quizá demasiadas peculiaridades, es que, aun
reconocida actualmente en todo el país como una de las principales de la provincia de
Chubut, no posee fecha ni acta concreta de fundación.Su existencia “oficial” ocurre en
1903, cuando se crea el “Municipio de la ciudad de Trelew” pero siempre dentro del
Departamento de Rawson, la capital provincial. Quizá desde entonces quedara signado, sin
que Lewis Jones pudiera jamás intuirlo, que, como en una metonimia, la historia
contemporánea argentina y latinoamericana hable de “los Presos de Rawson” y “la Masacre
de Trelew” desde elominoso 22 de agosto de 1972.
Tomás Eloy Martínez, uno de los mejores y más grandes periodistas y escritores no
sólo de Latinoamérica sino a nivel mundial —sus obras más reconocidas, La novela de Perón y
Santa Evita, fueron traducidas a más de treinta idiomas y editadas en más de sesenta países—,

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había nacido en el Norte argentino, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, precisamente
en la que sedeclaró la Independencia nacional, el 16 de julio de 1934. Su carrera periodística
se inició en La Gaceta, el periódico emblemático tucumano, cuando era un adolescente y en
el que lo esperaba un destino del que renegó, dado que su familia estaba llamada por aquel
entonces, a principios de la década de 1950, a recibir el paquete accionarial de ese medio
gráfico. Literalmente, Martínez huyó de Tucumána Buenos Aires para emplearse en 1957
como crítico de cine en el diario porteño La Nación. Joven poseedor de una vasta cultura,
Licenciado en Letras Españolas por la Universidad Nacional de su ciudad natal, su estética y
su ética lo llevaban una y otra vez a chocar con la empresa por no avenirse a la complacencia
con los filmes llegados de Hollywood, cuyos anuncios eran los que enriquecían lapauta
publicitaria de la sección Espectáculos. Las críticas de Martínez enfatizaban su preferencia
por, y su fidelidad al, cine europeo, en ese entonces con una enorme repercusión en el
ambiente intelectual de la Argentina. No fue suficiente para que la economía política del
medio, tras presionarlo una y otra vez para que cambiara su óptica y escribiera lo que la
empresa pretendía imponerle, lo vierarebelarse una vez más, hasta irse del diario en 1961 no
sin una tajante frase que marcaría el norte de su profesión, como se lo diría en una entrevista
de diciembre de 2008 a La Gaceta y cuando ya desde 1996 había vuelto a ser columnista de
La Nación: “Mi trabajo está en venta, mi firma no” (Dessein y Dessein “Mi trabajo” 1).
La década de 1960 fue la del auge del llamado “New Journalism” en los...