Han de suponer las pasadas generaciones, mil y una teoría del desencanto de los jóvenes, de su "falta de compromiso", de la actitud que pone en duda todo tipo de organización o dogma, quegeneralmente poseemos. El factor de este nihilismo en nosotros, los jóvenes, es el conjunto de situaciones que nos toca vivir: nuevas experiencias, el peso de nuestras familias, la búsqueda de un exitosoporvenir, entre otras. Que no es más que un constante cuestionamiento hacia los tópicos que aparecen en la adolescencia. Ponemos en jaque a la religión cuando ésta presenta fallas y profundas contradiccionesen sus postulados. La política y sus actores nos dan un alto hincapié para criticar su modo de ejercer el rol de ser nuestros designados para una organización social y de un mejor vivir. Cuando vemosafectado nuestro ámbito laboral (o en su defecto, el de nuestros cercanos), y cómo se perjudica sólo a ciertos sectores, culpamos con gran ira a la economía. Además, en estos tiempos con lamasificación de Internet y sus redes sociales, esta forma de negación se ve aceptada y compartida por miles de otros jóvenes. Entonces, nuestro pensar toma, rápidamente, validación. Es sabido que el joven esun ente ligado al pensamiento crítico, a cambiar de actitud, a innovar, estamos ligados a negar todo valor a la existencia*, por que estamos descubriendo una forma de vida a la que no estábamosacostumbrados, a empezar a valernos por nuestros propios medios, a cometer seguidamente errores -de los cuales, sólo a veces aprendemos-.
Lo que yo sostengo, es que hasta aquí, todas las vetustasgeneraciones pueden jactarse de haber vivido todas estas contradicciones, preguntas y modo de vida. Mas, en cada generación es totalmente distinto, pues, en estos tiempos vemos cómo el nihilismo en los jóvenesse refleja también en otros sectores, podemos notar cómo es que se está comenzando a cuestionar las religiones, las entidades relacionadas con la política (en estos dos casos podemos ver a personas...
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