Ninguno
Una de sus principales raíces se asienta en las conversaciones que he
sostenido con mi esposa. Tara Bennett—Goleman, trasmuchas reuniones
frustrantes con el equipo directivo del que formamos parte. Muchas veces yo
me daba cuenta de que, por una y otra razón, las cosas no funcionaban,
mientras que Tara, por su parte,era capaz de captar las corrientes emocionales
subterráneas que movían estos encuentros e identificar aquéllas que dividían la
atención y la energía del grupo y nos impedían llevar adelante nuestrotrabajo.
Fue así como Tara y yo comenzamos a trabajar juntos en lo que terminó
convirtiéndose en el libro Inteligencia emocional. Ella me ha acompañado en
cada uno de los pasos de este viajeintelectual y ahora está escribiendo un libro
en el que refleja su pensamiento y su trabajo al respecto.
Otra de las raíces fundamentales de este libro se asienta en la obra de mi
difunto amigo y antiguoprofesor en la Universidad de Harvard, David C.
McClelland. Su visionario abordaje de la naturaleza de la competencia y su
búsqueda de la verdad han representado para mí una auténtica inspiración,hasta tal punto que gran parte de la evidencia presentada en este libro se
remonta a su investigación. Me entristece mucho saber que David ha muerto
antes de que este libro viera la luz.
Son muchoslos apoyos que he recibido de los amigos de la delegación de
Hay/McBer (la empresa que David fundó con David Berlew, hoy en día mi
asesor) sita en Boston, entre los que cabe destacar a su presidenteJames
Burrus, su vicepresidenta y directora general Mary Fontaine, su asesora
principal Ruth Jacobs y los investigadores Jason Goldner y Wei Chen.
La ayuda de Richard Boyatzis, director asociadoen el programa de
formación para ejecutivos de la Weatherhead School of Management de la
Case Western Reserve University, expresidente de Hay/McBer, colega de
David McClelland y buen amigo desde...
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