No apague su cerebro
La lección de Fukushima
Por Luis I. Gómez
El pasado viernes, 11 de marzo de 2011, tuvo lugar en el Japón uno de los mayores terremotos de los que tenemos registro: 8,9puntos en la escala de Richter equivalen a la explosión de 220 millones de toneladas de TNT o, si lo prefieren, 11 bombas atómicas.
No importa si se trata del cuarto o el quinto en el ránking deterremotos devastadores. Ha sido una catástrofe sin parangón para miles de personas, sobre todo –claro– para las que ya no pueden contarlo. Ha sido una catástrofe para la economía y la infraestructurajaponesas; una catástrofe de tal envergadura, que es difícil prever cuál será la salida de la crisis postseísmo, y cuánto tiempo será necesario para devolver la normalidad a la zona afectada.
Elterremoto está teniendo también consecuencias que van más allá de la materialidad, de las ruinas, de los muertos. Estamos asistiendo a uno de los momentos cumbre de la deshumanización de las almas (o comoquieran llamarlo): millones de televidentes asisten impertérritos –como mucho, con un "Qué lamentable es todo esto" susurrado al aire– al espectáculo de muerte y putrefacción que nos ofrecen los medios.Uno podría pensar que las calles de todas las ciudades el mundo se llenarían de velas, recuerdos y oraciones por las víctimas, por sus familiares, por quienes lo han perdido todo. Uno podría pensarque las televisiones ocuparían buena parte de sus emisiones en la recolección de dinero, enseres, cualquier tipo de ayuda para paliar –si cabe– la desgracia de tanta gente. Grave error. Lo harán, porsupuesto. No me cabe duda. Pero de momento parece que estamos todos hipnotizados con el espectáculo visual.
Las ondas del seísmo han llegado a todo el mundo y han vuelto a demostrarnos lo sencillo quees apagar el raciocinio de las masas, su capacidad de pensar, de hacer uso de la lógica. A falta de emociones por los muertos anónimos, los medios de comunicación se dedican a cultivar el miedo....
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