No hay nada
Con el cristianismo, trabajo, obediencia y sufrimiento adquieren unadimensión positiva
Los requisitos de la educación actual son espíritu crítico e iniciativa individual
Con el cristianismo el trabajo, vinculado al sufrimiento, adquiere una dimensión positiva. Por el pecado de desobediencia, Dios condenó a nuestros primeros padres "a ganar el pan con el sudor de la frente". Los padecimientos del Hijo de Dios, muerto en la cruz para redimir al género humano,sacraliza también el sufrimiento que el trabajo comporta. Cierto que el trabajo supone un esfuerzo doloroso, pero hemos venido a este mundo a sufrir, como Jesucristo padeció en la cruz por un amor infinito. "Aquí abajo, el dolor es la sal de nuestra vida". "Bendito sea el dolor, amado sea el dolor, santificado sea el dolor... ¡Glorificado sea el dolor!", leemos todavía en Camino.
En la segunda carta alos Tesalonicenses san Pablo escribe "el que no quiera trabajar que no coma. Pues bien, tenemos noticia de que algunos de vosotros viven ociosamente, sin otra preocupación que curiosearlo todo. De parte de Jesucristo, el Señor, les mandamos y exhortamos a que trabajen en paz y se ganen el pan que comen" (2 Tes, 3 10-13). El cristianismo, sin embargo, en la práctica ha reducido el deber detrabajar a los que no puedan alimentarse de otra forma.
Educar para el trabajo y el esfuerzo doloroso, con un control estricto de las pasiones y una recia disciplina en el comportamiento, elevando la obediencia a virtud, se opone a la educación que recibía el ciudadano, cuyo afán principal era aprender a convivir en libertad. El cristianismo, en cambio, al fin y al cabo religión de esclavos, Nietzschedixit, rechaza vivir un ocio con sentido, curiosos de todo lo que pasa a su alrededor, con tiempo y ganas de cuestionarse a sí mismo y a los demás.
En la Edad Media, la perezase contará entre los pecados capitales. El monacato -ora et labora- divide la jornada con un horario estricto. No olvidemos que el monasterio inventa el reloj, como el instrumento que impone orden y disciplina a lacotidianidad. Las primeras formas de acumulación capitalista resultaron de una vida ascética, dedicada a la oración y al trabajo. Max Weber enlaza el surgir del "espíritu del capitalismo" al ascetismo intramundano del calvinismo y el puritanismo. Sin ningún género de duda el cristianismo ha contribuido de manera decisiva a la posición central que el trabajo ha ocupado en la sociedad capitalista moderna.La cuestión que hoy se plantea reza, ¿qué consecuencias sociales y religiosas tendrá el que el trabajo dependiente esté desapareciendo?
La revolución tecnológica de los últimos lustros -automatiza-ción y nuevas técnicas de comuni-cación- promociona una sociedad en la que el beneficio del capital depende cada vez menos del trabajo asalariado. El trabajador no ha conseguido, como pronosticóMarx, acabar con el capital, sino que ha sido el capital el que puede prescindir del trabajo. La civilización industrial demandaba una educación que ponía en un primer plano disciplina y obediencia, las dos virtudes del esclavo que tanto exaltó el cristianismo. Pero en un mundo en el que está desapareciendo el trabajo basado en el esfuerzo físico, directamente vinculado al sufrimiento, se va...
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