No jodan

Mi Primer Amor...
Sipnosis:
“Cuando te conocí, cuando te mire, cuando suspire, cuando te bese, cuando te llore, cuando te perdí ”
-Muy bien señor McCartney, usted siempre fue una persona muy apuesta, tenia miles de chicas a sus pies, pero usted solo eligió entregarse a una. Suzane Simons, una gran y reconocida fotógrafa, admirada por miles, ya que al igual, fue una persona demasiado bella.Pero...no toda la gente supo o sabe de ese amor, ¿Podria contarnos un poco, si no le incomoda?
-Claro, Amanda.–Nombre de la reportera que entrevistaba a Sir-McCartney.–Solo que hay algo peculiar en esto, es importante para mi, así que quiero compartirlo. Cada vez que cuento sobre esta relación, hay una maquina en mi mente, que me hace recordar muchas más cosas de las que hablo.
-Eso pasa cuando hayun amor tan puro y real como el de ustedes dos, señor McCartney.–La reportera sonrió.–
-Por favor, solo dime Paul. Pero bueno, te contare como conocí a el amor de mi vida, Suzane Simons Era un día nublado, el sol parecía haberse escondido, nada raro en Liverpool.
Aferro más mi mochila a mí mientras acelero el paso, iba tarde, el autobús había partido hace quince minutos. De pronto, comienzo asentir unas pequeñas gotas sobre mi rostro que después se convirtió en un chubasco. Ahora estaba completamente empapada y aun seguía retrasada.
Cuando al fin divisé el colegio, di grandes zancadas al acercarme a la entrada. El señor Wood, el guardia, estaba de espaldas. ¡Genial! Entraría sin que se diera cuenta siquiera, primera vez que no tendría reporte.
Entré cuidadosa y sigilosamente,tratando de hacer el menor ruido posible. Cuando al fin estuve adentro, sonreí victoriosa y comencé a caminar.
—Pero vaya... —dijeron de pronto.
Esa voz... ¡mierda!
—Llegas tarde, Pepper... nuevamente —continuó él, con una cínica sonrisa en su estúpido rostro.
Lo fulminé con la mirada, deseando que un tornado llegara en este momento y desapareciera para siempre a Paul McCartney.
El guardiainevitablemente volteó su mirada hacia mí, mirándome severamente.
—De nuevo tarde, Pepper. ¡A la oficina del director! —exclamó, tomándome del brazo y llevándome con él.
Paul se burla y yo hiervo por dentro. Ya me las pagaría más tarde.
Llegué arrastras hasta la oficina del director, entre un breve sermón por parte del guardia. Cuando me adentré a la oficina, el director me miró y suspiró cansado.—Toma asiento, Pepper —dijo él, como si fuera un discurso grabado.
Me senté en la silla enfrente de su escritorio.
—¿Qué excusa tienes esta vez? —preguntó, caminando de un lado a otro.
—Eh, yo...
Antes de que pudiera decir algo más, el director interrumpió.
—¿Sabes qué? Mejor ve a clases.
Lo miré sorprendida. Me puse de pie y me dirigí a la puerta sin protestar.
—Pepper —llamó, antes de salir.—¿Si?
—No más problemas —masajeó su sien—. Se buena chica.
No contesté y salí.
Era comprensible la reacción del director, digo, ¿quién no se enfadaría de ver a una problemática chica como yo casi todos los días? Yo lo haría.
Entré al salón, todos se quedaron en silencio cuando me vieron, como siempre. Me dirigí hasta la butaca que quedaba disponible hasta el fondo del salón, apartada de losdemás, era mi sitio habitual. Así ellos no se metían conmigo y yo no ni siquiera los volteaba a mirar; todos felices.
La profesora reanudó la clase, traté de poner la mayor atención posible, pero ciertamente me era imposible. Sentía una penetrante mirada sobre mí, no quería voltear pero lo hice.
A tres filas se encontraba George Harrison, mirándome fijamente con una estúpida sonrisa burlona.Volteó su mirada un momento hasta la profesora, que se encontraba de espaldas escribiendo en la pizarra y la posó nuevamente en mí.
«Horrenda» Articuló y su sonrió de lado, como era característico de él.
Me hirvió la sangre por segunda vez en el transcurso del día. Sólo dos personas lograban ese efecto en mí.
Fulminé con la mirada a George y regresé mi atención a la profesora. Al transcurso de...