No Le Digas Que La Quieres-Zenel Paz

Páginas: 17 (4045 palabras) Publicado: 2 de abril de 2012
NO LE DIGAS QUE LA QUIERES. Arnaldo entró a todo el mundo de que aquella noche yo me acostaría con una mujer. Claro, no les dijo que era Vivian, pero vaya, alguien tuvo que imaginárselo porque en esa escuela nadie es bobo. Entonces aquel día esperé a que todos se bañaran y cuando no faltaba nadie y nadie me iba a apurar, entré y empecé a bañarme yo, con toda mi calma. Me restregaba duro, bienduro, jabón una y otra vez, uña. Pensaba que a lo mejor ella me olería aquí, allí, me tocaba, no sé, seguramente me iba a tocar y quería estar bien limpio y oler bien y repasaba mentalmente los lugares donde a mi vez la besaría, donde tenía que besarla, según Arnaldo, para que nunca me olvidara, para que nunca olvidara esa primer vez con un hombre, conmigo, y que cuando sea incluso una viejecita, alpensar en mi me tenga en un alto concepto. Entonces Arnaldo me había explicado tres o cuatro cosas que hay que hacerles a las mujeres, y sobre todo me explico que nunca. Por nada de la vida. Le dijera que la quería, ni en el momento supremo, porque si una mujer sabe que tú la quieres, mira, ahí mismo te perdiste, te coge la baja y te hace sufrir lo que le dé la gana. Pero aquel día yo cantaba ytodo. Me restregué las orejas, por aquí, por allá, me lavé la cabeza con champú, tres ojos, me froté la espalda, me afeité de lo mejor, me cepille los dientes y la lengua, ya te digo. Quedé que brillaba y tenía una contentura tan grande que me sonreía cada vez que tropezaba conmigo en el espejo y me hacia señitas como si fuera un Charles Chaplin o alguien así porque imagínate, sabía lo que iba apasar, y era la primera vez, y era con Vivian y, te lo juro, trataba de no pensar en nada, no adelantarme a los acontecimientos y respetarla mucho con la mente; pero, tú sabes cómo es la mente de uno, la mente mía, que a la mente mía tú le dices no pienses esto porque esto es una falta de respeto y ella te dice: sí, sí, yo no voy a pensar en eso. Mentiras, es lo que más piensa. Entonces figúrate, medi cuenta de lo que la mente mía estaba pensando, pero yo quería respetar a Vivian y no quería adelantarme a los acontecimientos; sin embargo la mente mía, te digo, estaba pensando eso y el sexo, él solo, se me fue embullando, y lo que hice fue agárrame fuerte del lavamanos y concentrarme bien e imaginarme un campo de florecitas, bien extenso, muchas, muchas florecitas, y se me paso, la respeté,porque cuando yo me excito por gusto o en un momento en que no debe ser, en el aula, vamos a decir, un ejemplo, pienso en florecitas y me da resultado. Pero tienen que ser amarillas. Entonces aquel día estaba en el baño, te lo dije, muy contento y sintiendo esa emoción que yo siento cuando pienso en Vivian, y otras emociones, y ya había acabado y estaba resplandeciente y abrí la puerta, aquel día.Alabao, todo el mundo estaba esperándome, tan calladitos que yo no los había oído, formados en una doble hilera que iba hasta mi cama, la corte esa que va a despertar a los reyes, “!Eeeéeeh¡”, me recibieron. Aquellos bandidos. Y de inmediato almohadasos y pescozones. Trate de cerrar. “¿Así que te ibas a hacer el hombre sin decírselo a los socios, eh?”, “!Hay que perfumarlo¡” y me cargaron encueros y me subieron a una silla, entre cocotazos y empujones, “¿Le untamos betún en los huevos para que le brillen?” “No, no, no, caballeros, eso, no, que se demora”. “¿Y pasta de dientes en los sobacos?” “!Traigan talco¡” Decidieron que no estaría elegante con camisa de salir, que calladito me lo tenía, ¿he?, sino con el pulóver lilita que le trajeron a Jorge de Checoslovaquia, había tomado ostiones,¿he?. Me echaron como cinco tipos de desodorantes y perfumes, me obligaron a comer un caramelo de menta para que no tuviera mal aliento. “Yo nunca tengo mal aliento”. Me revisaron las uñas, me llevaron hasta el espejo y cuando se cansaron de peinarme decidieron que no había actor de cine mejor tipo. Revisaron mi cartera y agregaron la contribución de los socios. Estaban burlones, amigos,...
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