No le digas que la quieres

Páginas: 18 (4381 palabras) Publicado: 24 de febrero de 2011
NO LE DIGAS QUE LA QUIERES

SENEL PAZ

Título: Subidos de tono; cuentos de amor.
• Autor: Muñoz De Coronado, Martha, Ed. [pic]
• Idioma: ESPAÑOL [pic]
• Pie de imprenta: Bogotá : COEDICION LATINOAMERICANA, 2003

NO LE DIGAS QUE LA QUIERES.

Arnaldo enteró a todo el mundo de que aquella noche yo me acostaría  con una mujer. Claro, no les dijo que era Vivian, pero vaya,alguien  tuvo que imaginárselo porque en esa escuela nadie es bobo. Entonces aquel día esperé a que todos se bañaran y cuando no faltaba nadie y nadie me iba a apurar, entré a bañarme yo, con toda mi calma. Me restregaba bien duro, jabón una y otra vez, uña, enjuagándome, enjuagándome. Los rusos, ellos son muy buenos, los que nos defienden a nosotros, pero hacen unos jabones muy apestosos.Pensaba que a lo mejor ella me olería aquí, allí, me tocaba, no sé, seguramente me iba a tocar y quería estar bien limpio y oler bien y repasaba mentalmente los lugares donde a mi vez la besaría, donde tenía que besarla, según Arnaldo, para que nunca me olvidara, para que nunca olvidara esta primera vez con un hombre, conmigo, y que cuando sea incluso una viejecita al pensar en mí me tenga en un altoconcepto. Entonces Arnaldo me había explicado tres o cuatro cosas que hay que hacerle a las mujeres, y sobre todo me explicó que nunca, por nada de la vida, le dijera que la quería, ni en el momento supremo, porque si una mujer sabe que tú la quieres, mira, ahí mismo te perdiste, te coge la baja y te hace sufrir lo que le dé la gana. Pero aquel día yo cantaba y todo. Me restregué las orejas, poraquí, por allá, me lavé la cabeza con shampoo, tres veces, me froté la espalda, me afeité de lo mejor, me cepillé los dientes y la lengua, ya te digo. Quede que brillaba y tenía una contentura tan grande que me sonreía cada vez que tropezaba conmigo en el espejo y me hacía señitas como si fuera un Charles Chaplin o alguien así porque imagínate, sabía lo que iba a pasar, y era la primera vez, y era conVivian y, te lo juro, trataba de no pensar en nada, no adelantarme a los acontecimientos y respetarla con la mente. Pero tú sabes cómo es la mente de uno, la mente mía, que a la mente mía tú le dices no pienses esto porque es una falta de respeto y ella te dice: “ Sí, sí no lo voy a pensar.” Mentiras, es lo que más piensa. Entonces figúrate, me di cuenta de lo que la mente mía estaba pensando,pero yo quería respetar a Vivian y no quería adelantarme  a los acontecimientos. Sin embargo, mi mente, te digo, estaba pensando eso; y el sexo, él solo, se me fue embullando, y lo que hice fue agarrarme fuerte del lavamanos y concentrarme bien e imaginarme un campo de florecitas, bien extenso, muchas florecitas, y se me pasó, y la respeté, porque cuando yo me excito por gusto o en un lugar donde nodebe ser, en el aula, vamos a decir, un ejemplo, pienso en florecitas y me da resultado. Pero tienen que ser amarillas.
                           Entonces aquel día estaba en el baño, te lo dije, muy contento y sintiendo esa emoción que yo siento cuando pienso en Vivian,  y otras emociones, y ya había acabado y estaba resplandeciente cuando abrí  la puerta, aquel día. Alabao, todo el mundoestaba esperándome, tan calladitos que no los había oído, formados en una doble hilera que iba hasta mi cama, la corte esa que va a despertar a los reyes. “¡Eheeéeeeh!”, me recibieron, aquellos bandidos, y almohadazos y pescozones. Traté de cerrar. “¿Así que te ibas a hacer el hombre sin decírselo a los socios, eh?” “¡A perfumarlo!” Me cargaron en cueros y me subieron a una silla. “¿Le untamos betúnen los huevos para que le brille?” “No, caballeros, eso no que se demora” “¿Y pasta de dientes en los sobacos?” Decidieron que no estaría elegante con mi camisa de salir, qué calladito me lo tenía ¿eh?, sino con el pulóver lilita que le trajeron a Jorge de Checoslovaquia, ¿había tomado ostiones, eh? Me echaron como cinco tipos de desodorantes y perfumes, me obligaron a comer un caramelo de menta...
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