No los llamo servidores sino amigos

1era MFCiada Provincial Diócesis de Tula
San Miguel Arcángel, Ixmiquilpan, Hgo.
20, 21 y 22 de Julio de 2012.

“No los llamo servidores, yo los llamo amigos”

Juan Cap. 15, 9-16
Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les hedicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa.
Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo loque aprendí de mi Padre.
Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre.

Dios, no sale al encuentro de los suyos como un déspota oriental, sino como nuestro guía. Servir al verdadero Dios nos protege de ser esclavos de cualquier otro dios deesta tierra.
Jesús mismo interpreta un acto de servicio cuando, en la última Cena, lava los pies a sus discípulos, como expresión del amor de servicio que caracteriza su vida de hombre entregado a los demás.
Es acerca de este amor que Jesús nos quiere hablar. Él quiere revelarnos el amor del Padre; Él quiere que comprendamos lo que es su amor.

Cuando pensamos en la obediencia, nosotros noestamos siempre alegres, porque la obediencia puede ser limitada. Pero, si nosotros pensamos para recordar a Jesús así como a su amor, entonces somos dichosos: nosotros vemos ya el fruto. La alegría de Jesús, en definitiva, está en ver cumplirse el Plan de salvación del Padre. En el centro del Corazón de Jesús, en el centro de su vida, está el realizar esa voluntad del Padre. Su alegría nace, pues,de la fidelidad al Padre.
De esa alegría de Jesús brota para nosotros la fuente de la verdadera alegría. La permanencia en Jesús, la permanencia en su amor, a través de realizar por Él, con Él y en Él la voluntad del Padre para nuestra vida y para la Vida del Mundo, esa ha de ser nuestra más grande alegría. Si la alegría de Jesús nace de su fidelidad al Padre, la nuestra nace de nuestra felicidada Jesucristo, el enviado del Padre.

El discípulo ha sido elegido y ha recibido la misión de dar fruto. El amor se medirá por sus frutos, que no deben confundirse con los éxitos de la acción; sólo Dios conoce el progreso de las personas que profundizan en el misterio de Cristo y comparten su cruz y su resurrección.

La más grande prueba de amor: ¡dar la vida por aquellos que amamos! El Señorhizo esto ante nosotros, y él nos invita a realizar lo mismo, si esto fuera necesario. Jesús sufrió la prueba de la Cruz porque Él ama a su Padre siempre y por siempre, y porque Él nos amó eternamente en el Padre.
Cuando un sirviente lleva a cabo los mandatos de su amo, este sirviente no conoce precisamente todo lo que su amo conoce: en obediencia, siempre hay algo que uno no entiende, y el cualdebe aceptar. Jesús no quiere caracterizar sus relaciones así con los suyos. "Ya no os llamo siervos, sino amigos". ¡Si. Ser amigos de Dios!

Ya sabemos que el amor resume todo el vivir del cristiano. Pero ¡¿amigos?!: la amistad supone mucho más que el amor: supone amar y ser amado, bien lo sabemos nosotros que tantas veces amamos, desesperadamente, sin ser correspondidos. Supone, también, unacierta igualdad entre los amigos, ¡cuántas amistades de chicos no hemos tenido que, después de grandes, no pudieron continuar porque se abrieron entre nosotros diferencias enormes de posición, de clase, de educación, de dinero! La amistad, finalmente, supone objetivos comunes y una cierta convivencia.

¿Es posible, pues, ser amigos de Dios en este amor mutuo, en esta igualdad, en convivencia...