No Poseo
entre el muro del lugar y los martirios,
mi Maestro, y yo tras sus espaldas.
¡Oh virtud suma, que por los impíos giros
me conduces, comencé, como te place,háblame, y mis deseos satisface!
La gente que en los sepulcros yace
¿podráse ver? Ya están alzadas
todas las losas, y no hay quien guarde.
Y él me dijo a mí: Todas quedarán cerradas
cuando deJosafat a este lugar regresen
con el cuerpo que allá arriba dejaron.
Su cementerio en esta parte tienen,
con Epicuro, todos sus secuaces
que el alma con el cuerpo morir hacen.
Pero a la preguntaque me haces
aquí dentro satisfecho serás luego,
y aún del deseo que tú me callas.
Y yo: Buen Conductor, si no he abierto
a ti mi corazón es por hablar poco;
que a ello antes de ahora me hasdispuesto.
¡Oh Toscano, que por la ciudad del fuego
transcurres vivo hablando honestamente,
plúgate detenerte aquí en este sitio.
Por tu parla es claro y manifiesto
que en aquella noble patria habéisnacido,
a la cual tal vez fui asaz molesto.
Esta voz surgió súbitamente
de una de las arcas: y yo me arrimé,
temiendo, un poco más al Conductor mío.
Y él me dijo:¡Vuélvete! ¿Qué haces?
Míralo aFarinata que allí erguido,
lo verás de la cintura arriba entero.
Había ya fijado mi vista en su mirada:
y él se erguía del pecho y de la frente
como teniendo al Infierno en gran desprecio:
Y lasanimosas manos de mi Conductor prestas
fueron a impulsarme hacia él entre las tumbas,
diciendo: Que tus palabras sean claras.
Cuando al pie de su tumba junto estuve,
miróme un poco, y luego comodesdeñoso
me preguntó: ¿Quiénes tus mayores fueron?
Yo, que de obedecer era deseoso,
no le oculté, mas se lo dije todo:
por donde las cejas alzó un poco;
luego dijo: Ferozmente adversos fueron
ami, a mis padres y a mi partido,
tanto que por dos veces los eché dispersos.
Si los echaste, de todas partes volvieron,
le respondí, una y otra ambas las veces;
arte que los vuestros nunca bien...
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