No Se Que Wea Poner

El paso del tiempo.
Caminaba cabizbaja, arrastrando los dedos por los hoyos de la reja. Sintió olor a chamusquina, sabía que algo sucedería, y sin embargo, no se alertó. Era paciente. Lo miró. Sesentía oprobiada, él caminaba junto a nadie, y ella tenía veleidad de caminar a su lado, entonces al ver la imposibilidad de esto se sintió expósito. Cómo si todo lo bello del mundo se hubiera ido. Loque ella no sabía, es que las nubes grises también formaban parte del paisaje. Quería que le colocaran un sinapismo en el corazón. A ver si así mejoraba su dolor. Quería estar cubierta de láudano ysentir que todo estaba bien, que siempre estaría bien. Pero el remilgo llegó igual. Empezó la lluvia. Y con ésta llego la otra, la advenediza. La rival, la senil, la escoria. Y sin dilapidar tiempo, losaludó y caminó junto a él todo el camino. Ella detrás sólo miraba. La virulencia le salía por la piel, y creaba un hálito de desidia en el ambiente. Le carcomían los celos. Y de lo que ella no sepercató dentro de su luctuoso estado, es que él sin pensar en la otra, se dio vuelta cómo atraído por su irremediable encanto, y con salacidad y ternura la miró, contemplando la hermosura de su ser. Peroella dentro de su abyección, no reparó en que tenían algo en común. Estaban locos el uno por el otro. A pesar de no haber hablado nunca, de no saber nada del otro, de dirigirse no más que miradascasuales, se amaban. Y sólo por eso era entendible que ella lanzara ínfulas y deseara darle una cueriza a la persona que se había entrometido entre ellos. Todos los días hacían el mismo recorrido, y aúnasí, no caían en la zozobra de la rutina. Caminaban hasta el metro, sin hablarse. Y sentados uno al lado del otro en el mismo vagón, sólo podían sentir el pródigo amor que emanaba de sus cuerpos y seunía entre el tropel de personas amontadas en el lugar. Soportando lo insípido de la situación, no se atrevían a dirigirse la palabra. Cuando estuvieron a punto de hacerlo una vez, ella , cómo...