No Se Subio Ningun Archivo
Dormía en un alveolo de menta y azafrán. Y una noche broto a la superficie. Al amanecer, estaba allí, sosteniendo a duras penas su mamila de sol. Los saltamontes y las ranas vieroncomo la brisa rastrera empezó a doblar su débil tallo.
Una vez, un jaguar asustado estuvo a punto de triturarle. Pero no murió. Sin embargo, pasaron muchos soles para que recobrase su posiciónvertical, y le nació aquella prematura joroba, que años más tardes lucia su follaje.
Después, la verde cabellera creciéndole; pero antes hubo de resistir el empuje de los vientos y las sacudidas de lastempestades. Sintió sed y vio amarillar y adelgazar sus ramas, conoció de cerca la furia del fuego. Pero no murió. ¿Muere acaso el árbol?
El invierno puso nidos y flores en sus brazos. El viento diofuerza y crecimiento a sus raíces, y la tierra exprimió para él lo más jugoso y fresco de su entraña.
Había un hombre llamado Juan Martínez. Le gusto la sombra fresca. La soledad. Y construyo su choza.Después conoció a una mujer que le dio hijos.
Empezaron por el conuco. Más tarde, los hijos de los hijos del primero cultivaron café. Los otros modernizaron la casa y agregaron el “de León” alapellido. Los que vinieron después establecieron los límites de la propiedad.
Don Sebastián, el abuelo, amaba los sembrados y los ríos, y a la hora de morir, rodeado de sus hijos y los hijos de estos,recomendó en un temblor de voz: “si os veis en trance de vender la hacienda, conservad, para vuestros descendientes esta casa y ese árbol”.
El coronel Francisco Martínez de León cumplió el mandatofamiliar. La única salida que encontró para saldar sus deudas fue aquella de hipotecar la hacienda y posteriormente, su venta a una compañía urbanizadora, pero conservo la casa y un área espaciosa quecentraba el árbol. Y cuando le toco partir definitivamente llamo a sus hijos y les hizo igual recomendación.
¿Cuántas cigarras lloraron aquel día sobre la cien del árbol?
Era como una blonda catedral,...
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