Por h. entendemos con E. Troeltsch «la historización fundamental de todo nuestro pensar sobre el hombre, su cultura y sus valores». Esa concepción suplanta la consideraciónuniversal de la naturaleza supratemporal del hombre por el conocimiento de su individualidad concreta en la historia. «Estado, derecho, moral, religión, arte quedan disueltos en sudevenir histórico y sólo son inteligibles para nosotros como elementos de determinadas evoluciones históricas. Esto pone de relieve cómo todo lo casual y personal tiene sus raícesen amplios contextos supraindividuales..., pero, de otra parte, conmueve todas las verdades eternas... » El h., en su forma propiamente moderna, pertenece por completo al sigloxix, pero está prefigurado ya en estadios más antiguos de la historia del espíritu occidental. El h. logra un influjo dominante desde el momento en que la historiografía,desprendiéndose de la imagen estoico-cristiana del hombre, emprende el camino hacia el procedimiento individualizante de una antropología descriptiva, y abandona el marco de la divisiónen épocas inspirada en la historia de la salvación, sin renunciar, no obstante, a la idea de un enlace interno entre los acontecimientos históricos y, por ende, a la posibilidadde un esclarecimiento racional de su interdependencia (->historia e historicidad; filosofía de la ->historia). Al desprenderse así la historia del antiguo esquema (conservando,no obstante, la estructura formal de la consideración personal y teleológica de la historia), se hace posible aquella «interpretación puramente inmanente de la vida social ehistórica» (W. Dilthey) que, frente al antiguo procedimiento de la mera crónica o de la historia teológica de la salvación, constituye lo nuevo de la moderna ciencia histórica.
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