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l desempleo es un síntoma del deterioro de la economía de este país. Si bien esta afirmación proviene de alguien que no es economista, a la hora de ver los noticieros, recorrer las páginas de los diarios, yendo de compras al súper damos cuenta del proceso inflacionario y devaluatorio –no solo monetario- en el que estamos insertos y su influencia en la familia.

Tengo claro que reducir lascausas del problema socio-económico a un solo factor, en este caso la inflación, puede conducir a distorsiones.
Sin embargo, la devaluación de la moneda argentina está estrechamente ligado al problema de la desocupación y es tan multifacético en sus dimensiones políticas, económicas y sociales que me arriesgo a utilizarlo como contexto y marco de referencia a este artículo. No se puede dejar de lado(para ajustarnos al marco de referencia) la decisión de los gobiernos post-peronistas (situados en el contexto argentino), para afrontar el déficit fiscal -uno de los efectos de la inflación- recurrieron a préstamos de organismos internacionales. Resultado de esto es que la deuda externa que en 1950 era de mil millones de dólares, se había acrecentado a dos mil millones en 1960 y a comienzos de1990 excedía los cincuenta mil millones de dólares.
La Argentina afrontó la presión de sus acreedores. La refinanciación de la deuda le fue acordada a cambio del compromiso de reducir el gasto público y de congelar aumentos de salarios.
En este periodo se implantó también el mercado libre, apuntando a crear competencia entre productos locales y extranjeros. Como resultado de esto cerraron grannúmero de comercios y fábricas, provocando descontento social y alejamiento de inversores extranjeros, con lo que se agravó el desempleo.
Escalonadamente y en cascada la inflación no se ha detenido en Argentina o por lo menos no se puede medir sólo con el valor dólar, parte de su secuela de recesión y desempleo continúa siendo parte de la realidad actual golpeando las puertas de los hogares -siendotambién su termómetro- el impacto psicosocial que despliega en la población usurpando estructuras tan sutiles como el desarrollo de la vida cotidiana misma.

La familia como emergente social
La familia es el lugar de mayor alto riesgo, es el emergente de la sociedad, que es el emergente social. Es decir hay una interrelación permanente entre la familia y la sociedad. Y, de ahí que sea el espacioamenazado donde la falta de ocupación de uno de sus integrantes multiplica el problema en miles de personas, y agrava sus consecuencias sociales. Los jóvenes y las mujeres son los más golpeados por la falta de empleo. Entre los primeros, los chicos de 15 a 19 años registran un nivel escalofriante de dificultades para insertarse en el mercado laboral donde el 45 por ciento no logran obtenerocupación, entre tanto otro porcentaje de jóvenes es sub-ocupado.
Estamos inmersos en una crisis de la familia añadiendo inquietud a la cuota de angustia y sufrimiento que en otras áreas se padece.
Familia violentada por crímenes, en algunos casos guerras, mas otros que al ser del cotidiano vivir no se perciben como tal: hambre, miseria, subocupación de alguno de sus miembros, falta de trabajotraducido en desocupación, maltrato a niños cuando tienen que ingresar al circuito laboral para ser de alguna manera "sostén de familia", comercio sexual; hechos que cuestionan por sí mismos a la estructura de la sociedad, al poder público, social y económico poniendo en escena la vulnerabilidad de los que componen el tejido social, reclamando y haciendo un llamado de alerta.
La realidad muestra que lafalta de trabajo o la precariedad de las condiciones laborales ejerce un mayor efecto nocivo sobre la salud que los trabajos comúnmente considerados "perjudiciales". Se puede llegar a hablar de "psicopatología del desempleo", esto es: la falta de trabajo no sólo genera angustia sino que opera menoscabando al sujeto, su identidad, de esa manera afectando las bases más profundas del equilibrio...