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Páginas: 11 (2699 palabras) Publicado: 20 de febrero de 2015
 El diario 69


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La formación de una masa numerosa de gente cuya única riqueza radicaba en vender su fuerza de trabajo fue un proceso largo. Antes de la industrialización ya había núcleos deasalariados, pero la mayoría de los trabajadores se vinculaba a la producción mediante lazos no salariales: campesinos ligados a las tierras de sus señores u ocupados en propiedades comunales o eclesiásticas, artesanos o trabajadores a domicilio, criados, etc. Los nuevos asalariados procedieron de dos grupos: los campesinos expulsados de sus viejos dominios; y los trabajadores domésticos y artesanossometidos a un proceso de proletarización.
Clases Trabajadoras
La nueva organización social que trajo el capitalismo forzó un profundo cambio: la “humanidad trabajadora” se convirtió en “fuerza de trabajo”. La racionalización de la producción, con la aplicación de maquinaria y fuerza motriz, se unió a la racionalización del trabajo, sincronizando y organizando los esfuerzosde los obreros. Esto supuso un complejo proceso de fijación de estos a un espacio productivo, la fábrica, y a un espacio vital, la ciudad; la aplicación de un nuevo concepto y reparto del tiempo, presidido por un horario riguroso; la formulación e imposición de nuevas costumbres; la disciplina en el trabajo: y la modificación de las condiciones de vida obrera dada la necesidad de contar con unamano de obra abundante y producir de forma masiva en el menor tiempo y al más bajo costo posible.
Los nuevos proletarios no sólo se vieron forzados a cambiar sus ritmos de vida, sino que se les introdujo en espacios de trabajo (la fábrica) y de sociabilidad (la ciudad) diferentes. Ese paso conformó unas condiciones de vida que, ya en el primer tercio del siglo XIX en Inglaterra, dieron lugar a unfuerte debate teórico sobre su naturaleza.
En 1926, cuando el conservador sir John Clapham rebatió a Arnold Toynbee, se inició una larga y dura polémica historiográfica, que enfrenta a “optimistas” y a “pesimistas”: los que relativizan lo negativo del proceso y concluyen que los trabajadores mejoraron su nivel de vida durante la revolución industrial frente a los que consideran que, si esto seprodujo, no fue patente hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX. Entre los “optimistas” podemos señalar a autores como Clapham, Ashton o Hartwell; entre los “pesimistas”, a la tradición whig y de izquierdas que va desde los Hamm­ond y los Webb hasta nuestros contemporáneos Thompson y Hobsbawm, pasando por Marx y Engels, Robert Owen y el ya citado Toynbee.
Este debate ha dado lugar a unaluvión estadístico con el que, en un sentido u otro, se ha pretendido corregir la tendencia “sentimental” que caracterizó a los primeros “pesimistas”, pero sin lograr aún que los estudios lleguen a mostrar otra cosa que lo que queremos ver. Actualmente, sin haberse cerrado el debate, hay una tendencia “a tratar los sentimientos y reacciones de aquellos que experimentaron los cambios sin mostrar niindiferencia hacia el sufrimiento en nombre del mayor bienestar a largo plazo, ni una indignación excesiva según las expectativas y los valores actuales” (John Rule). En todo caso, no puede generalizarse sobre las condiciones de vida de los obreros, ya que variaban mucho según oficios, empresas, regiones, sexos o edades, por lo que es imposible hablar de un obrero tipo.


La “revoluciónagrícola”, surgida inicialmente en Inglaterra y Países Bajos, propició un aumento notable de la productividad de la tierra y de la ganadería. Este cambio fue posible por la aplicación de avances técnicos (nuevos sistemas de rotación de cultivos, mejora en las herramientas tradicionales e incorporación de nuevas, y mejoras en la selección de semillas y cruce de ganado) y por importantes transformaciones...
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