Nosferatu

Nosferatu, del alemán Herzog, recrea la ya mítica producción de cine mudo de 1926, del realizador Murnau. Con una fotografía impecable recrea laatmósfera opresiva del fantasma de la peste en Europa, y muestra un conde Drácula , Orloc en la de Murnau, más Humano y transido de dolor por una eternidadsin amor. Vale la pena darse tiempo para ver ambas películas.
La primera y más antigua, realizada sobre una versión libre de la novela Drácula, delinglés Bram Stoker, pone el acento en emociones y sentimientos tales como la ambición y el deseo de poder, en cambio, la segunda y más cercana a nosotros,ya que data de 1972, muestra de la mano de una insuperable actuación del inolvidable actor alemás Klau Kinski, un Drácula perturbado por emociones tanhumanas y universales como el deseo de ser amado. Y es el sacrificio de amor de Mina, papel encarnado por la magnífica Isabel Adjani, la que lollevará a la muerte por el humano amor de esa mujer. Ni siquiera el canto del gallo anunciando la salida del fatídico sol podrá alejarlo de esa nutrientemujer que lo llevará a morir como uno más, como un simple mortal.
Vale la pena darse tiempo para ver ambas películas, luego de haber leído la excelente einnovadora , para su epoca,novela de Stoker.Los críticos de su época, fines del siglo diecinueve, resaltaron la polifonía de esta novela, que puedeleerse como un rompecabezas que va armándose a partir de castas, diarios íntimos, informes comercials, fragmentos de noticias, diariosde viajes, etc.