Nosotros somos dios
Clara
Laura
Carlos
Don Justo
Luisito
Criado
Coronel Páez
Octavio
Capitán Aguirre
PRIMER ACTO
Primer cuadro: el I° de mayo de 1913, a las siete de la noche.
Segundo cuadro: el 30 de enero de 1914, por la noche.
SEGUNDO ACTO
Primer cuadro: el 7 de noviembre de 1914, a las ocho de la noche.
Segundo cuadro: el día siguiente, por la mañana.ESCENARIO UNICO
Los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX vieron crecer, en la Ciudad de México, un barrio—una "colonia," como aquí dice—representativa de la nueva burguesía, con pretensiones de aristocracia, que surgía al amparo del gobierno "porfirista": la colonia Juárez, imitación rastacuera y pintoresca de un "quartier" de París.
En los días que vivimos, esta zona ha perdido ya sucarácter residencial; su paz fue destruida por la invasión del comercio elegante y su unidad arquitectónica por la construcción de numerosos edificios de arquitectura "funcional" que aprovechan, elevándose en altura, el creciente encarecimiento del terreno.
Pero en la época en que se desarrolla la acción de esta pieza (1913-1914), la colonia Juárez estaba en plena lozanía, sus casas (techosaltos, ventanas esbeltas, fachadas de cuidadosa ornamentación rematadas por la típica, negruzca buhardilla parisién que esperaba en vano la nieve que nunca caía del clemente cielo); sus calles, que ya tenían hilos telefónicos y eran cruzadas ya por automóviles; su situación relativamente alejada del centro de una ciudad todavía pequeña y con aire provinciano, reverso de la brillante medalla que hoyrelumbra orgullosa con sus seis millones de habitantes, sus larguísimas avenidas, sus viaductos, sus pasos a desnivel, sus jardines y sus fuentes; todo en ella hablaba de la riqueza de sus moradores y del "progreso" habido en treinta años de paz, progreso superficial y ficticio del que se beneficiaban unos cuantos privilegiados, cuya ilusión caería por tierra cuando la Revolución mostró la verdad deun pueblo oprimido, hambriento y colérico.
En la colonia Juárez—donde hasta la mexicanidad del apellido que ostenta fue traicionada al bautizar sus calles con nombres europeos: París, Havre, Berlín, Sevilla, Lisboa, etc.—estaba el "chalet" que construyó don Justo Alvarez del Prado, próspero abogado a quien recurrían nacionales y extranjeros cuando traían entre manos algún asunto querequiriera"influencias."
Don Justo tenía las mejores relaciones; las puertas de los palacios más estrictos se le abrían y en no pocas oficinas encumbradas tenía derecho de picaporte. Su fortuna nació y creció a la sombra protectora de don Porfirio, de quien se rumoreaba que no sólo era amigo sino pariente y hasta consejero; pero su despacho no decayó durante el "maderismo"; no sufrió en sus negocios revesesni en sus bienes mengua.
Al llegar al poder el general Victoriano Huerta—después de los asesinatos de Madero y Pino Suárez—fue llamado a ocupar una cartera en el Gabinete Presidencial, en recompensa a los buenos oficios que realizó para el entendimiento secreto entre aquél y Félix Díaz, en los aciagos días de la Decena Trágica.
Lo que el espectador ve de la casa de don Justo es un salón interiormuy amplio, alto de techos, las paredes tapizadas con papel de tonos sombríos, un gran arco al fondo comunica con un pasillo que a su vez tiene salida a la terraza (por el fondo también), al vestíbulo (por la izquierda). En primer término, a izquierda y derecha, sendas puertas.
Los muebles, de caoba y brocado, son los de rigor: sofá, sillones, sillas, jugueteros llenos de finas porcelanas; sobreuna mesita hay un teléfono; en las paredes, retratos de familia, copias de cuadros académicos y un espejo en cuyo marco sonríen angelotes dorados. Al centro de la habitación cuelga un gran candil de prismas. En la ventana y en las puertas, cortinas de terciopelo.
Izquierda y derecha, las del espectador.
PRIMER ACTO
PRIMER CUADRO
Son las siete de la noche del día 1° de mayo de 1913. Las...
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