Nostalgias

Nostalgias.-

Algún letrado dijo una vez que “la juventud se desperdicia en gente demasiado joven”; lo cual es axiomático. Mientras somos niños, ese período hasta los diez años y medio, cuando se inicia la preadolescencia, hasta los catorce cuando se inicia la total adolescencia, no nos damos cuenta de que el tiempo está transcurriendo y que cada día que pasa es un día más que recibe la equisen el calendario que establece el lapso que viviremos. Es generalmente como adolescentes cuando principiamos a percatarnos de que hay un mundo a nuestro alrededor, que nos pertenecemos a una organización conocida como sociedad. Y tras percibir esta realidad es cuando iniciamos nuestro crecimiento emotivo y poco a poco nuestro horizonte se va alejando para permitirnos una visión mayor del mundo enque estamos entrando.

Si estamos estudiando, yo pensaría que una mayoría de nosotros lo hacíamos, no precisamente para aprender, sino para pasar el examen. Esto indica a las claras que el sentido de responsabilidad aún no había hecho su aparición en nosotros. Nuestra prioridad número uno consistía en evacuar los deberes escolares en el menor tiempo posible para disponer del mayor número dehoras que pudiéramos dedicar a jugar. En aquellos primeros años de estudio los juegos que demandaban nuestro tiempo eran las canicas, los trompos, las perinolas, las hondas; eran los carritos de madera que nosotros mismos improvisábamos, cuyas ruedas, por falta de herramientas apropiadas, no eran una circunferencia real, eran decágonos, y que al rodar sobre ellas, sus vértices nos producían saltoscontinuos que nos hacían gritar de emoción. Qué días aquellos!

Esa es probablemente una de las épocas más felices en la vida del ser humano. Se viven momentos plenos, puros, no salpicados por el peso de las responsabilidades, sin la concienciación de lo que traerá el mañana. Es cruzar el umbral hacia un mundo sin fronteras, hacia un infinito en donde no existen los condicionamientos, lasrestricciones, el mañana, sin las responsabilidades de crecer, de las relaciones humanas ni las metas del afecto y sus inherentes dichas y sinsabores. Vivir esos breves años es susurrarle al oído de la linda compañerita, que disfrutamos su compañía sin darnos cuenta de la existencia de la ley de la atracción.

Pasan unos pocos y muy breves años y nuestro horizonte empìeza a cambiar; hemos terminadola educación primaria y el mundo ignoto del colegio espera a que lo exploremos, a que nos anidemos en sus aristas y nos conciencemos acerca de la nueva etapa en que hemos entrado. Pero todavía somos preadolescentes y es a los catorce años cuando en verdad entramos a la adolescencia, etapa que terminará al cumplir los veintiuno, cuando por definición empezamos la edad viril y es el momento deasumir las responsabilidades de la hombría frente a una sociedad organizada de la cual nos hemos nutrido y a la cual debemos retribuirle el alimento que de ella hemos tomado.

Iniciamos la vida como adultos jóvenes, todavía inmaduros emotivamente. Hemos dejado atrás la adolescencia y su secuela de la llamada edad del burro durante la cual muchos de nosotros cometimos fechorías de las cualesllegamos a arrepentirnos durante el proceso de formación de la madurez emotiva. Y así van transcurriendo los años mientras crecemos biológica y emotivamente y vamos tejiendo una telaraña de vivencias que constituyen el historial de nuestras vidas.

Cómo no recordar aquellas picardías infantiles de los años mozos, aquel inicio de un despertar hormonal que inclinaba nuestro ánimo hacia el bello sexo,aunque la pureza de nuestro razonamiento no nos permitía vislumbrar el contacto físico con aquella chiquilla que ocupaba nuestro sentir y nuestro ánimo, porque habíamos construido y colocado una aureola impenetrable alrededor de toda su belleza. Sí, qué linda edad aquella en que vemos al mundo color de rosa sin las complejidades y frustraciones que son inherentes a la adultez. Pero como todo lo...