notas de prensa

El viejo y el mar
Era un viejo que pescaba solo en un esquife, en la corriente de golfo y hacia 84 días que no pescaba nada, los 40 primeros días lo había acompañado un niño pero después, de tantos días sin pescar, los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitiva y rematadamente “salao”, que era la peor forma de mala suerte, y por orden suya el muchacho había salido enotro bote que atrapo tres buenos peces la primera semana. El viejo había enseñado a pescar y el muchacho le tenía cariño. El viejo era canoso, arrugado con profundas líneas en la parte posterior del cuello, y sus manos tenían las hondas cicatrices por causa de manipular grandes peces con las cuerdas; pero, ninguna de estas cicatrices eran recientes, eran tan viejas como las erosiones de un áridodesierto. Todo en él era viejo, salvo sus ojos; estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos. Le entristecía al muchacho ver al viejo regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón; la vela arrollaba al mástil. La vela estaba remendada con sacos de harina y enrollada parecía una bandera en permanente derrota.Nadie sería capaz de robarle nada al viejo, pero era mejor llevar a casa la vela y los sedales gruesos puesto que el rocío los bañaba, y aunque estaba seguro de que ninguno de la localidad le robaría nada. El viejo pensaba que el arpón y el bichero eran muy tentadores como para dejarlas en el bote. Los pescadores que aquel día habían tenido éxito; habían llegado a limpiar sus pescados y lasllevaban tendidos sobre dos tablas a la pescadería donde esperaban a que el camión del hielo los llevara al mercado en la Habana. ¿Me permite invitarle una cerveza?, pregunto el niño, - ¿Por qué no?, dijo el viejo entre pescadores; dos cervezas Martín, por favor. Se sentaron en la terraza y muchos de los pescadores se rieron del viejo, pero, el no se molestaba. No recordaba cuando se había vueltohumilde, pero, sabía que le había alcanzado la vergüenza mas no implicaba una verdadera perdida del orgullo. Algunos de los pescadores más viejos lo miraban y se ponían tristes, y ante él no lo manifestaban, refiriéndose cortésmente a la corriente. Santiago - ¿si?, - ¡puedo ir a buscar sardinas para mañana? – No, ve a jugar a la pelota. Todavía puedo remar y tirar la veda –déjeme traerle 4 sebosfrescos. - ¿No los has robado?, ¡verdad!, - ¡No!, lo compre – Gracias. Me pagaste una cerveza ya eres un hombre. Caminaron juntos. El viejo dejó el mástil apoyado fuera de su cabaña. En la cabaña del viejo había una cama, una mesa, una silla y un lugar para cocinar a carbón. En las oscuras paredes había una imagen en colores, del sagrado corazón de Jesús, y otra de la virgen del cobre. Estas eranreliquias de esposa. En otro tiempo había una desvaída foto de su esposa en la pared pero la había quitado porque le hacia sentirse demasiado sólo al verla. Ahora estaba en el estante del rincón bajo su camisa limpia. Mañana es el día 85, es un número de suerte. ¿Qué te parecería si me vieras volver con un pez de más de 1000 libras? ¿Aún es suficientemente fuerte como para un pez realmente grande? –Creo que si; pero, hay muchos trucos. ¡Santiago! ¿yo podría ir de nuevo con usted? - ¡Hemos hecho suficiente dinero!. ¡No!, ¡No!, estas en bote con buena suerte, sigue con ellas. ¿Recuerda por cuanto tiempo estuvimos sin pescar antes? – Luego atrapamos peces grandes todos los días durante tres semanas. –Lo recuerdo, sé que no me dejaste porque hubieses perdido la confianza. Fue mi padre quien meabandonó, soy un niño y tengo que obedecerle. – Lo sé, es normal, él no tiene mucha fe, pero nosotros sí. Si fueras el hijo mío te llevaría nuevamente, pero no lo eres y trabajas en un bote que tiene suerte. ¿Qué tiene para comer? – Tengo una olla de arroz amarilla con pescado, ¿quieres un poco? – No, comeré en casa. ¿Puedo llevarme la red?, desde luego. Tengo el diario de ayer. Voy a leer el...