Noticia comentada
• Doctor en Ciencia Política
• Universidad Complutense de Madrid, España
• Profesor/Investigador y
Director de la División de Administración Pública
• Nivel IIen el Sistema Nacional de Investigadores
Una actitud políticamente incorrecta
Cuando escribo no me siento dueño de ninguna verdad absoluta, porque sé de sobra que los materiales con los
quetrabajo nunca la incluyen. Hay interpretaciones y aproximaciones modestas a la muy compleja realidad
que vivimos y nos desborda todos los días y hay datos que se van construyendo, modificando omanipulando,
para persuadirnos unos a otros de que las cosas no son exactamente lo que parecen o que son más bien como
nosotros las vemos. Pero tras esos datos y esas teorías —que son casi siempre puntos devista— también
asoman las convicciones: esas razones que se entrelazan con los valores y que me ayudan a situarme en el
mundo, aunque, como sucede con mucha frecuencia, también me dejen fuera de loscírculos que comparten
verdades herméticas.
Si las convicciones no alzaran la voz, quizá me indignaría menos el viejo acto de magia de la chistera y el
conejo de donde salió el candidato del PRIal Estado de México, destapado en un evento en el que sus
adversarios se convirtieron —gracias al poderoso influjo de la misma varita mágica que engendró al conejo
— en indiscutibles aliados ymejores amigos. Y más rechazo me produce la certidumbre de que tras el
performance está la mano del gobernador que quiere ser presidente de la república y que está usando
todos los medios a su alcancepara lograrlo, incluyendo el uso indiscriminado de los recursos públicos.
Me indigna, porque se trata de la negación de la democracia y del regreso a los métodos clientelares,
corporativos yautoritarios del más viejo cuño. Una vuelta a los años setenta, con las mismas promesas de
lealtad, eficacia y seguridades a cambio de la obediencia.
Mi problema es que tampoco acepto la estrategia...
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