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El pais
Quizá el rasgo más evidente en el ciudadano raso ante el debate electoral de ayer domingo fue la perplejidad. Sentimiento comprensible ante la incertidumbre que mantuvo el país en vilohasta cuando la Corte Constitucional pronunció el fallo de inexequibilidad sobre el referendo reeleccionista.

Escrita esta columna antes de las elecciones, no tendría sentido ocuparse de laencrucijada planteada para el debate por los múltiples factores que afectaron el largo período electoral.

Más apropiado es considerar la actitud del electorado que condujo a los resultados probables antesde que la ciudadanía haya pronunciado su veredicto en las urnas o haya prescindido de hacerlo como consecuencia de esa perplejidad, amén de otros motivos.

No es de esperar una votación caudalosa.Por tratarse de sufragios parlamentarios, el dramático descrédito en que ha caído el Congreso de la República seguramente incrementará el voto en blanco y, en mayor medida, la abstención.

Es claroque el ciudadano común entiende que de él depende elegir personajes probos, respetables, reconocidos por su gestión pública, ojalá no reelegibles para que una renovación ética sea posible. Es apenaslógico.

¿Pero dónde están esas personas? ¿Quiénes son? Además, como muchos candidatos proceden de la cauda parlamentaria, no se sabe si poseen la idoneidad que los acredite para continuar unalabor positiva o si son parientes con quienes fueron enjuiciados por vínculos con la mafia y el paramilitarismo.

Otra dificultad para el elector es el uso de los tarjetones, donde logotipos y númerossustituyen lo que antes eran fotografías y nombres. El desconocimiento de estos aspectos cruciales y la desinformación reinante, pese a los esfuerzos ilustrativos de la Registraduría Nacional sobre eluso del tarjetón y qué significa el voto preferente, entre otros misterios, acaban por alejar al elector de las urnas.

Ojalá el llamado de los candidatos a curules en el Congreso de la...