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En un pueblo de Guanajuato, el sábado por la noche pasó un trágico accidente el comandante del lugar, se había sometido a un operación, pero durante el proceso, a los médico s se les pasó laanestesia lo que provocó su muerte.

La familia pedía más información en el hospital, y sólo les dijeron que había nuevas complicaciones, la zozobra los invadía, el hermano del comandante a su cuñada ledecía: “tranquila cuente hasta diez”, y ella respondía “Dios nos guarde”.

Por fin salió el médico y les dio la cruel noticia de la muerte de el comandante, su esposa no había comido ni bebido nada,el paladar se le seco, las pantorrillas le temblaban, las harpías de sus hermanas llegaron por arriba de las seis de la tarde, junto con los gigantes de sus esposos.

Se llevaron el cadáver, quesolo vestía una prenda íntima, en un carro nupcial lo dejaron de costado, en una estancia sin auditorio, poco antes de llegar se atravesó, un gato negro con piel de asno, lo que parecía un mal auguriopero en realidad solo era una mala interpretación por lo sucedido. Finalmente lo velaron y su esposa decidió no incinerar el cadáver de su amado.

En lujosas estancias grandes pasos resonaban comoen las iglesias viejas, y al abrirse lentamente las puertas de oxidados herrajes, exhalábase del fondo profundo y obscuro, el perfume imprégnate de otras vidas. Solamente en un salón que teníacorcho en el estrado, fuertes pisadas no despertaron rumor, incesante. Parecían pisadas de fantasmas, lugares y sin eco. En el fondo de los espejos el salón se prolongaba hasta el sueño como un lagobrillante y los personajes de los retratos extraños obispos serenos, aquellas galantes damiselas, aquellos rígidos mayorazgos parecían vivir intranquilos en una paz inexistente. Ella se detuvo en la cruz delargos corredores, donde se abría una antesala grande pacífica y extraña.

Ella murmuró en voz baja:
-Te acuerdas de esta antesala?
-Sí, la antesala maravillosa?
-Sí, era donde jugábamos....